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Europa ha modificado su política respecto al despliegue de contingentes de paz en Ucrania, y actualmente se están explorando otras formas de garantizar la seguridad del país frente a la agresión rusa. Este cambio de rumbo se ha hecho evidente en las últimas semanas, especialmente tras las declaraciones de líderes europeos y las posturas públicas de Ucrania, que han rechazado la idea de un despliegue simbólico de "fuerzas de paz" y han exigido unidades preparadas para el combate real.
Contexto del Cambio de Política
A principios de 2025, líderes europeos como el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Keir Starmer habían planteado la posibilidad de enviar una fuerza de paz europea a Ucrania para respaldar un eventual acuerdo de alto el fuego con Rusia. En una reunión en París el 17 de febrero de 2025, se discutió la idea de desplegar entre 30,000 y 40,000 soldados europeos, una propuesta que también fue respaldada por el Parlamento Europeo en una resolución del 11 de marzo de 2025, donde se habló de una "coalición de voluntarios" para garantizar la paz. Sin embargo, esta iniciativa enfrentó múltiples obstáculos:
Rechazo de Rusia: El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dejó claro el 26 de febrero de 2025 que Moscú no aceptaría "ninguna opción" que implicara el despliegue de fuerzas europeas en Ucrania, argumentando que esto alimentaría el conflicto y dificultaría la desescalada. Rusia ve cualquier presencia militar europea como una extensión de la OTAN, algo que ha sido una de sus líneas rojas desde el inicio del conflicto en 2022.
Falta de Consenso Europeo: Países como Italia, liderados por Giorgia Meloni, expresaron dudas sobre la efectividad y los riesgos de un despliegue, mientras que otros, como Dinamarca, mostraron una postura más abierta pero sin compromisos firmes. La falta de unidad entre los países europeos, combinada con la presión financiera y militar que implicaría tal operación, debilitó la propuesta.
Posición de Ucrania: El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y su equipo han sido claros en que no quieren una fuerza de paz simbólica al estilo de los "cascos azules" de la ONU. En una entrevista con The Guardian el 11 de febrero de 2025, Zelenskyy afirmó que cualquier misión europea debería incluir entre 100,000 y 150,000 soldados para ser efectiva, y que sin el respaldo de Estados Unidos, las garantías de seguridad no serían reales. Más recientemente, el 26 de marzo de 2025, el jefe adjunto de la Oficina de Zelenskyy enfatizó que Ucrania necesita "unidades listas para el combate real" y no una "simple presencia para demostrar que Europa está presente", según reportes de Reuters y posts en X.
Reticencia de Estados Unidos: La administración de Donald Trump ha dejado claro que no desplegará tropas estadounidenses en Ucrania ni apoyará la membresía de Ucrania en la OTAN. El 12 de febrero de 2025, el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, señaló que cualquier fuerza de paz debería ser "europea y no europea", excluyendo a EE.UU. y asegurando que no estaría bajo el paraguas del Artículo 5 de la OTAN. Esto dejó a Europa en una posición vulnerable, ya que muchos líderes, como Starmer, condicionaron el envío de tropas a un compromiso de seguridad estadounidense.
Nuevas Garantías de Seguridad en Consideración
Dado el estancamiento de la idea de un contingente de paz, Europa ha comenzado a explorar alternativas para garantizar la seguridad de Ucrania sin un despliegue directo de tropas. Estas opciones reflejan un enfoque más pragmático, pero también enfrentan desafíos significativos:
Fortalecimiento de las Capacidades Defensivas de Ucrania: Una de las propuestas más discutidas es el modelo "porcupine" (puercoespín), que implica armar a Ucrania de manera masiva para que pueda defenderse por sí misma contra futuras agresiones rusas. Esto incluye el suministro continuo de armas avanzadas, entrenamiento militar y apoyo a la industria de defensa ucraniana. El Parlamento Europeo, en su resolución del 11 de marzo de 2025, instó a los estados miembros a aumentar significativamente su asistencia militar a Ucrania, y algunos líderes europeos han abogado por integrar a Ucrania en estructuras de defensa europeas, como la Unión Europea, para proporcionarle garantías a largo plazo.
Garantías de Seguridad Bilaterales y Multilaterales: En lugar de un despliegue militar, se están considerando acuerdos bilaterales o multilaterales que comprometan a los países europeos a defender a Ucrania en caso de una nueva invasión rusa. Esto podría incluir compromisos de suministro de armas, apoyo logístico y financiero, o incluso la creación de una "coalición de voluntarios" que no implique tropas en el terreno, sino un respaldo más político y material. Sin embargo, Zelenskyy ha insistido en que estas garantías no serán efectivas sin la participación de EE.UU., un punto que complica las negociaciones.
Integración en Estructuras Europeas: Algunos analistas, como los del Egmont Institute, han propuesto que la UE ofrezca a Ucrania una garantía de seguridad explícita, similar a la del Artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea, que obliga a los estados miembros a prestar "ayuda y asistencia" en caso de agresión. Aunque este artículo es considerado débil, podría fortalecerse para darle a Ucrania una protección más sólida mientras avanza en su camino hacia la membresía plena en la UE. Sin embargo, esto requeriría un consenso político que aún no existe entre los estados miembros.
Monitoreo y Verificación Técnica: Otra opción en discusión es establecer mecanismos de monitoreo técnico para supervisar un eventual alto el fuego, sin la presencia de tropas europeas. Esto podría incluir sistemas de vigilancia satelital, drones y un mecanismo conjunto ruso-ucraniano con la participación de terceros países neutrales, como sugirió el European Council on Foreign Relations (ECFR) el 10 de marzo de 2025. Sin embargo, la falta de confianza entre las partes y la oposición rusa a cualquier presencia extranjera en Ucrania dificultan esta alternativa.
Análisis Crítico
El cambio de política europea refleja una combinación de realismo y frustración. Por un lado, la reticencia de EE.UU. a involucrarse directamente y la oposición de Rusia a cualquier presencia militar extranjera en Ucrania han forzado a Europa a reconsiderar su estrategia. Por otro lado, la falta de unidad interna y las limitaciones militares y financieras de los países europeos han hecho que el despliegue de una fuerza de paz sea inviable a corto plazo. Según el think tank Bruegel, Europa necesitaría crear 50 nuevas brigadas para compensar la ausencia de apoyo estadounidense, un esfuerzo que parece fuera del alcance actual de las capacidades europeas.
Además, la postura de Ucrania pone en evidencia una desconfianza hacia las intenciones europeas. Zelenskyy y su equipo temen que un acuerdo de paz sin garantías sólidas deje a Ucrania vulnerable a una nueva agresión rusa, como ocurrió tras los acuerdos de Minsk I y II, que Rusia violó repetidamente. La insistencia de Ucrania en unidades listas para el combate, más que en fuerzas de paz simbólicas, refleja una lección aprendida de la historia: las promesas de seguridad, como las del Memorándum de Budapest de 1994, no tienen valor si no están respaldadas por una capacidad militar real.
Sin embargo, la narrativa oficial europea, que ahora se centra en "otras garantías de seguridad", podría ser más un ejercicio de retórica que una solución práctica. Armar a Ucrania y ofrecer garantías políticas suena bien en teoría, pero la falta de compromiso concreto y la dependencia de EE.UU. para sistemas clave, como los Patriot de defensa aérea, limitan la efectividad de estas medidas. Además, la oposición de algunos países europeos a una integración más profunda de Ucrania en la OTAN o la UE, por temor a provocar a Rusia, sugiere que estas garantías podrían quedarse en meras declaraciones de intención.
Conclusión
Europa ha abandonado, al menos temporalmente, la idea de desplegar contingentes de paz en Ucrania debido a la oposición rusa, la falta de apoyo estadounidense y las demandas de Ucrania de un compromiso militar más serio. En su lugar, se están considerando alternativas como el fortalecimiento de las capacidades defensivas de Ucrania, acuerdos de seguridad bilaterales o multilaterales, y una integración más profunda en estructuras europeas. Sin embargo, estas opciones enfrentan desafíos significativos, desde la falta de consenso político hasta la dependencia de EE.UU. para una seguridad efectiva. Mientras tanto, la postura de Ucrania deja claro que cualquier solución que no incluya garantías reales y creíbles será insuficiente para proteger su soberanía frente a la amenaza rusa. Este cambio de política europea, aunque pragmático, pone en evidencia las limitaciones del continente para actuar de manera autónoma en un conflicto que afecta directamente su seguridad.