sábado 26 de abril de 2025 - Edición Nº173

Internacionales | 27 mar 2025

El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que las relaciones entre la OTAN y Rusia "no se normalizarán incluso después de la conclusión de las hostilidades en Ucrania"


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El 26 de marzo de 2025, el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que las relaciones entre la OTAN y Rusia "no se normalizarán incluso después de la conclusión de las hostilidades en Ucrania". Esta declaración, realizada durante una conferencia de prensa en Bruselas tras una reunión del Consejo OTAN-Rusia, refleja una postura clara de la Alianza Atlántica frente a la persistente amenaza que representa Rusia bajo el liderazgo de Vladimir Putin. A continuación, analizo el contexto, las implicaciones y las posibles razones detrás de esta posición, con un enfoque crítico hacia las dinámicas geopolíticas actuales.

Contexto de la Declaración

Mark Rutte asumió el cargo de Secretario General de la OTAN el 1 de octubre de 2024, sucediendo a Jens Stoltenberg. Su mandato ha estado marcado por la intensificación del conflicto en Ucrania, la creciente militarización de Europa y las tensiones con Rusia, que se han agravado desde la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. La declaración de Rutte llega en un momento crítico:

  • Estancamiento en Ucrania: A marzo de 2025, el conflicto en Ucrania sigue sin una resolución clara. Rusia ha consolidado su control sobre Crimea y partes del Donbás, mientras que Ucrania, con el apoyo de Occidente, ha logrado avances significativos, como la recuperación de Jersón en noviembre de 2022 y el uso efectivo de F-16 para interceptar misiles rusos, según reportes de Euromaidan del 29 de noviembre de 2024. Sin embargo, la falta de avances en las negociaciones de paz y la decisión de Donald Trump de suspender la ayuda militar a Ucrania han complicado el panorama.

  • Postura de Rusia: El Kremlin ha mantenido una retórica beligerante, con Putin declarando el 12 de febrero de 2025 que cualquier presencia militar extranjera en Ucrania sería vista como una "provocación directa" a Rusia. Además, Rusia ha intensificado sus operaciones híbridas, incluyendo ciberataques y campañas de desinformación contra países de la OTAN, como se vio en el hackeo de sistemas electorales en Estonia en enero de 2025, según Euronews.

  • Cambios en la Política Europea: Europa ha abandonado la idea de desplegar contingentes de paz en Ucrania, como se discutió en febrero de 2025, debido a la oposición rusa y la falta de apoyo estadounidense. En su lugar, se están considerando otras garantías de seguridad, como el fortalecimiento de las capacidades defensivas de Ucrania y acuerdos bilaterales, según el European Council on Foreign Relations (ECFR).

Implicaciones de la Declaración de Rutte

La afirmación de Rutte tiene varias implicaciones estratégicas y políticas:

  1. Relaciones a Largo Plazo con Rusia: Al declarar que las relaciones no se normalizarán incluso después de un alto el fuego, Rutte señala que la OTAN ve a Rusia como una amenaza estructural, no solo coyuntural. Esto implica que la Alianza mantendrá una postura de contención a largo plazo, similar a la de la Guerra Fría, con un enfoque en la disuasión militar y la presión económica a través de sanciones. Según un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de febrero de 2025, la OTAN ha incrementado su presencia en el flanco este, con 40,000 tropas desplegadas en países como Polonia y los Bálticos, un nivel no visto desde los años 80.

  2. Fortalecimiento de la OTAN: La declaración refuerza la cohesión interna de la OTAN en un momento de incertidumbre, especialmente tras la llegada de Trump al poder en enero de 2025 y su ambigüedad sobre el compromiso de EE.UU. con la Alianza. Rutte, conocido por su pragmatismo como ex primer ministro de Países Bajos, busca enviar un mensaje claro a los aliados: la OTAN no cederá ante Rusia, independientemente de las fluctuaciones en el apoyo estadounidense. Esto se alinea con el aumento del gasto en defensa de los países europeos, como Polonia, que destina el 4.7% de su PIB a defensa en 2025, según SIPRI.

  3. Impacto en Ucrania: Para Ucrania, la postura de Rutte es un respaldo implícito a su lucha, pero también una señal de que no debe esperar una normalización rápida con Rusia, incluso si se logra un acuerdo de paz. Esto podría reforzar la posición de Zelenskyy, quien ha insistido en garantías de seguridad sólidas, como la membresía en la OTAN o un modelo de defensa "puercoespín" que le permita a Ucrania protegerse por sí misma, según sus declaraciones del 26 de marzo de 2025 a Reuters.

  4. Escalada de Tensiones: La declaración de Rutte podría exacerbar las tensiones con Rusia, que ya ha amenazado con "consecuencias" si la OTAN continúa expandiendo su presencia en Europa del Este. El 10 de marzo de 2025, el viceministro de Exteriores ruso, Alexander Grushko, advirtió que cualquier intento de integrar a Ucrania en la OTAN sería considerado un "casus belli". Esto sugiere que la postura de la OTAN podría alimentar una nueva Guerra Fría, con un riesgo constante de escalada militar.

Razones detrás de la Posición de Rutte

La declaración de Rutte no es solo una reacción al conflicto en Ucrania, sino que responde a una evaluación más amplia de la amenaza rusa:

  • Historial de Agresión Rusa: Desde la anexión de Crimea en 2014, Rusia ha mostrado un patrón de comportamiento agresivo, incluyendo la guerra en el Donbás, la intervención en Siria, el envenenamiento de opositores como Alexei Navalny (fallecido en prisión en febrero de 2024), y el uso de tácticas híbridas contra Occidente. La invasión de Ucrania en 2022 consolidó la percepción de Rusia como una amenaza existencial para la seguridad europea.

  • Falta de Confianza en Putin: Rutte y otros líderes de la OTAN han expresado repetidamente que no hay confianza en las intenciones de Putin. El incumplimiento de los acuerdos de Minsk I y II (2014-2015) y las recientes declaraciones de Putin, como su discurso del 9 de mayo de 2024 en el que afirmó que Rusia "no se rendirá ante Occidente", han convencido a la OTAN de que cualquier normalización con el actual régimen ruso es inviable.

  • Presión Interna en la OTAN: Países del flanco este, como Polonia y los Bálticos, han presionado a la OTAN para que adopte una postura más dura contra Rusia. Polonia, por ejemplo, ha liderado el rearme en Europa, destinando 187,000 millones de zlotys (48,700 millones de dólares) a defensa en 2025, según datos oficiales. Estos países ven en Rusia una amenaza directa y han instado a la OTAN a priorizar la disuasión sobre el diálogo.

  • Contexto Global: La declaración también se enmarca en un contexto de creciente competencia global entre Occidente y el eje Rusia-China. La cooperación militar entre Rusia y China, evidenciada en ejercicios conjuntos en el Mar de Japón en diciembre de 2024, y el apoyo de China a Rusia a través de la compra de gas y petróleo, han llevado a la OTAN a adoptar una postura más firme para contrarrestar esta alianza.

Análisis Crítico

La posición de Rutte es comprensible desde el punto de vista de la seguridad europea, pero también tiene limitaciones y riesgos. Por un lado, refleja una evaluación realista de la amenaza rusa y busca mantener la cohesión de la OTAN en un momento de incertidumbre, especialmente con la ambigüedad de Trump sobre el Artículo 5. La decisión de no normalizar relaciones con Rusia envía un mensaje claro a Moscú de que sus acciones tienen consecuencias a largo plazo, lo que podría disuadir futuras agresiones.

Sin embargo, esta postura también podría cerrar la puerta a cualquier posibilidad de diálogo, alimentando una escalada de tensiones que podría derivar en un conflicto más amplio. La OTAN ha intentado mantener canales de comunicación con Rusia a través del Consejo OTAN-Rusia, pero estos han sido ineficaces desde 2022, con reuniones esporádicas y marcadas por la desconfianza mutua. La declaración de Rutte podría interpretarse como una renuncia definitiva a la diplomacia, lo que, en un contexto de creciente militarización—como el rearme polaco y los planes de Europa para aumentar su capacidad militar—podría llevar a una nueva carrera armamentística.

Además, la falta de normalización con Rusia podría complicar los esfuerzos para resolver el conflicto en Ucrania. Si Rusia percibe que no tiene nada que ganar al negociar, podría optar por prolongar la guerra o intensificar sus operaciones híbridas contra Europa, como ciberataques o desinformación. Esto pondría a prueba la resiliencia de la OTAN y de Europa, especialmente en un momento en que la UE enfrenta desafíos internos, como la crisis energética y las tensiones económicas derivadas de las sanciones a Rusia.

Por último, la declaración de Rutte no aborda el elefante en la habitación: la dependencia de Europa de Estados Unidos para su seguridad. Sin un compromiso claro de Washington, las garantías de la OTAN a Ucrania y a sus propios miembros podrían ser insuficientes, como lo ha señalado Zelenskyy en múltiples ocasiones. Esto pone de relieve la necesidad de que Europa desarrolle una autonomía estratégica real, un objetivo que, según el think tank Bruegel, requeriría una inversión masiva en defensa que aún no se ha materializado.

Conclusión

La declaración de Mark Rutte de que las relaciones entre la OTAN y Rusia no se normalizarán incluso después del fin de las hostilidades en Ucrania refleja una postura de firmeza frente a la amenaza rusa, pero también una renuncia al diálogo que podría exacerbar las tensiones a largo plazo. La OTAN busca disuadir a Rusia y mantener su cohesión interna, pero esta estrategia enfrenta riesgos, como una escalada militar y la falta de soluciones diplomáticas para Ucrania. Mientras tanto, la dependencia de Europa de Estados Unidos y la falta de unidad interna limitan su capacidad para actuar de manera autónoma, dejando abierta la pregunta de cómo se gestionará esta nueva Guerra Fría con Rusia.

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