

Foto: Infobae
La compra de los 24 aviones F-16 por parte de Argentina, concretada en 2024 bajo el gobierno de Javier Milei, incluye una cláusula que prohíbe su uso contra el Reino Unido. Esta restricción, conocida como "cláusula de uso final" o end-use clause, es una práctica común en acuerdos de venta de armamento por parte de Estados Unidos, especialmente cuando el país receptor podría enfrentarse a un aliado estadounidense, como lo es Gran Bretaña, miembro de la OTAN y socio clave en el Atlántico Sur debido a la disputa por las Islas Malvinas. Analicemos los detalles de esta cláusula, su contexto y las implicancias, con base en la información disponible hasta el 3 de abril de 2025, 11:30 (-03).
Detalles de la compra y la cláusula
En septiembre de 2024, Argentina firmó un acuerdo con Estados Unidos para adquirir 24 cazas F-16A/B MLU (Mid-Life Update) de segunda mano, provenientes de excedentes de la Real Fuerza Aérea Danesa, por un monto de 664 millones de dólares. La operación, financiada parcialmente con el Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), incluye armamento, repuestos, simuladores y capacitación para pilotos y técnicos de la Fuerza Aérea Argentina (FAA). Los aviones, que reemplazan a los obsoletos A-4 Skyhawk retirados en 2016, representan un avance significativo para la FAA, que había perdido capacidad de combate supersónico tras la desprogramación de los Mirage en 2015.
Sin embargo, el acuerdo incluye una cláusula de uso final impuesta por el Departamento de Estado de EE.UU., que prohíbe explícitamente el empleo de los F-16 contra el Reino Unido o cualquier otro aliado estadounidense. Esta restricción fue confirmada por fuentes del Ministerio de Defensa argentino en octubre de 2024, según reportes de medios como Infobae y La Nación, y también fue mencionada en posts en X por analistas de defensa. La cláusula forma parte de las condiciones estándar del programa de Ventas Militares Extranjeras (FMS, por sus siglas en inglés), que regula las transferencias de armamento estadounidense y busca garantizar que el equipo no sea usado en contra de los intereses estratégicos de EE.UU. o sus aliados.
Contexto de la cláusula
La inclusión de esta restricción no es sorprendente, dado el contexto geopolítico:
Relación EE.UU.-Reino Unido: Estados Unidos y el Reino Unido mantienen una alianza estratégica de larga data, conocida como la "relación especial", que incluye cooperación militar, inteligencia compartida (a través de acuerdos como el Five Eyes) y apoyo mutuo en conflictos. Durante la Guerra de Malvinas en 1982, EE.UU. proporcionó apoyo logístico y de inteligencia al Reino Unido, a pesar de su neutralidad oficial, lo que marcó un precedente en la región.
Disputa por las Malvinas: Las Islas Malvinas siguen siendo un punto de tensión entre Argentina y el Reino Unido, con Argentina reclamando soberanía y el Reino Unido manteniendo control efectivo, respaldado por una base militar en Mount Pleasant y el principio de autodeterminación de los isleños. La posibilidad, aunque remota, de un nuevo conflicto en el Atlántico Sur llevó a EE.UU. a incluir esta cláusula para evitar que los F-16 sean utilizados contra un aliado clave.
Historial de restricciones similares: Este tipo de cláusulas no es exclusivo de Argentina. Otros países que han adquirido armamento estadounidense, como Chile (que opera F-16 desde 2006), también enfrentan restricciones similares. En el caso chileno, los F-16 no pueden ser usados contra aliados de EE.UU., lo que incluye a Argentina, un dato que generó críticas en su momento por limitar la autonomía operativa.
Implicancias de la cláusula
La restricción tiene varias consecuencias para Argentina, tanto operativas como políticas:
Limitación operativa en el Atlántico Sur: Los F-16, que serán desplegados principalmente en la VI Brigada Aérea de Tandil, están destinados a misiones de defensa aérea, interdicción y patrullaje, incluyendo el Atlántico Sur, una región estratégica donde el Reino Unido mantiene una presencia militar significativa en las Malvinas. La cláusula limita la capacidad de Argentina para usar estos aviones en un hipotético escenario de conflicto con el Reino Unido, reduciendo su poder de disuasión en la zona. Esto es especialmente relevante dado que el Reino Unido opera cazas Typhoon y sistemas de defensa aérea avanzados en las islas.
Impacto en el reclamo de Malvinas: La aceptación de esta cláusula ha sido interpretada por críticos como una cesión simbólica en el reclamo de soberanía sobre las Malvinas. El constitucionalista Eduardo Barcesat, citado en Página/12 en octubre de 2024, afirmó que la restricción "condiciona la soberanía nacional" y refleja una subordinación a los intereses de EE.UU. y el Reino Unido, debilitando la posición argentina en la disputa. Excombatientes y sectores nacionalistas, como la Confederación de Combatientes de Malvinas, también han criticado la decisión, argumentando que "es una humillación aceptar aviones que no podemos usar contra el ocupante de nuestro territorio".
Comparación con otras opciones: Argentina había evaluado otras opciones, como el JF-17 Thunder chino, ofrecido por China en 2023. El JF-17, un caza nuevo y de última generación, no venía con restricciones de uso, lo que lo hacía más atractivo desde el punto de vista de la autonomía operativa. Sin embargo, Milei rechazó esta oferta, priorizando el alineamiento con Occidente y la OTAN, una decisión que ha sido vista como un gesto de "servilismo" hacia EE.UU. y, por extensión, hacia el Reino Unido. El JF-17, aunque menos avanzado que el F-16 en algunos aspectos, habría permitido a Argentina operar sin limitaciones en el Atlántico Sur.
Dependencia tecnológica: La compra de los F-16 también implica una dependencia a largo plazo de EE.UU. para repuestos, mantenimiento y actualizaciones, lo que podría ser usado como una herramienta de presión política. Si Argentina intentara violar la cláusula, EE.UU. podría suspender el soporte técnico o imponer sanciones, como ha hecho en el pasado con otros países, como Turquía tras la compra de sistemas rusos S-400 en 2019.
Contexto político de Milei y críticas
La decisión de aceptar esta cláusula se enmarca en la política exterior de Milei, que ha priorizado un alineamiento con Estados Unidos y sus aliados occidentales, incluyendo al Reino Unido, sobre una postura más autónoma. Esto se refleja en otros aspectos de su gestión, como su discurso del 2 de abril de 2025, donde introdujo el concepto de autodeterminación de los isleños, y en la falta de protestas formales ante acciones británicas en las Malvinas, como la explotación petrolera en el yacimiento Sea Lion. Críticos, como el ex canciller Santiago Cafiero, han acusado a Milei de "entregar" la causa Malvinas al aceptar restricciones que limitan la capacidad militar argentina frente al Reino Unido.
En contraste, países como Colombia, que bajo Gustavo Petro anunció la compra de cazas Gripen E/F el 2 de abril de 2025, han optado por aviones que no vienen con restricciones de uso, priorizando la autonomía operativa. El Gripen, fabricado por Saab (Suecia), no está sujeto a las limitaciones impuestas por EE.UU., lo que permite a Colombia mayor libertad en su empleo, incluso en escenarios que involucren a aliados estadounidenses.
Evaluación crítica
La cláusula que prohíbe usar los F-16 contra el Reino Unido es real y forma parte del acuerdo de compra, como es habitual en las ventas militares estadounidenses. Aunque los F-16 representan una mejora significativa para la Fuerza Aérea Argentina, la restricción limita su utilidad estratégica en el Atlántico Sur, una región clave para el reclamo de Malvinas. Esto refuerza la percepción de que Milei ha priorizado el alineamiento con Occidente sobre la autonomía militar, una decisión que ha generado críticas por su impacto en la soberanía nacional.
La comparación con el JF-17 chino, que no tenía restricciones, y con la elección de Colombia del Gripen, pone en evidencia las implicancias geopolíticas de esta decisión. Mientras Milei busca fortalecer la relación con EE.UU. y evitar tensiones con el Reino Unido, sacrifica flexibilidad operativa, lo que podría debilitar la posición argentina en la disputa por las Malvinas a largo plazo. A 3 de abril de 2025, esta cláusula sigue siendo un punto de controversia, alimentando el debate sobre la política de defensa de Milei y su compromiso con la causa Malvinas.