

.Este observatorio, parte del Ventarrones Astronomical Park, era un proyecto conjunto entre la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Observatorio Nacional Astronómico de China (NAOC), con una inversión inicial china de 80 millones de dólares para instalar unos 100 telescopios, incluyendo el sistema TOM (Transient Objects Monitoring), destinado a estudiar objetos cercanos a la Tierra, como asteroides y cometas.
El gobierno chileno decidió pausar el proyecto el 18 de abril de 2025, tras advertencias de Estados Unidos que señalaron un posible uso militar secundario del observatorio. Según fuentes diplomáticas, Washington expresó en enero de 2025, a través de la exembajadora Bernadette Meehan, que el telescopio podría rastrear satélites en órbita, lo que tendría implicancias estratégicas y de defensa, más allá de los fines científicos declarados. Un informe de AthenaLab y declaraciones de Liza Tobin, exdirectora para China del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., reforzaron estas preocupaciones, indicando que China podría usar el sitio para "monitorear satélites, recolectar inteligencia y apoyar operaciones militares espaciales", bajo la fachada de investigación civil.
La Cancillería chilena cuestionó la legalidad del acuerdo entre la UCN, una entidad privada, y China, argumentando que las regulaciones actuales prohíben a privados firmar acuerdos internacionales sobre observación espacial. Además, el proyecto se desarrollaba en tierras públicas concesionadas, lo que llevó al Ministerio de Bienes Nacionales a evaluar si cumplía las condiciones de la concesión. El convenio también generó críticas por las condiciones desventajosas para Chile: la UCN solo recibiría una noche de observación al mes, frente al 10% habitual en cooperaciones similares, y China controlaría toda la infraestructura y datos.
China, por su parte, acusó a EE. UU. de "interferencia hegemónica" y defendió el carácter científico del proyecto, comparándolo con el telescopio LSST (Vera Rubin) financiado por EE. UU. en Chile. Sin embargo, el contexto geopolítico, incluyendo la visión de Xi Jinping de dominar el espacio para 2049 y los antecedentes de proyectos chinos con fines duales (como la Estación Espacio Lejano en Neuquén, Argentina, operada por el Ejército Popular de Liberación), alimentaron las sospechas.
La suspensión refleja tensiones entre intereses científicos y estratégicos, dejando en duda el futuro del proyecto y abriendo un debate sobre la necesidad de una estrategia nacional chilena en materia espacial que equilibre ciencia y seguridad.