

Aseguró que Pakistán responderá con mesura a cualquier iniciativa india, pero advirtió que, ante un ataque total, "obviamente habría una guerra total". No obstante, expresó su esperanza de que el conflicto se resuelva mediante diálogo y negociación.
Esta declaración surge tras un atentado terrorista el 23 de abril de 2025 en la región india de Cachemira, donde 26 personas, incluyendo turistas, fueron asesinadas por un grupo armado. India acusó a Pakistán de complicidad, señalando al grupo The Resistance Front como una fachada de Lashkar-e-Taiba, una organización militante con base en Pakistán. En respuesta, India suspendió el Tratado de las Aguas del Indo de 1960, cerró pasos fronterizos y expulsó a personal diplomático pakistaní, medidas que Pakistán calificó de "hostiles" y advirtió que cualquier intento de desviar el flujo de agua sería considerado un "acto de guerra". El ministro Asif también acusó a India de planear ataques encubiertos y de librar una "guerra de baja intensidad", asegurando que Pakistán está listo para un contraataque.
Las tensiones entre India y Pakistán no son nuevas. Desde la partición de 1947, ambos países han librado cuatro guerras, tres de ellas por Cachemira, un territorio disputado que sigue siendo un punto de conflicto. La revocación de la autonomía de Jammu y Cachemira por parte de India en 2019 y el reciente atentado han reavivado las hostilidades. Posts en X reflejan un clima de alarma, con usuarios señalando preparativos militares y el riesgo de un conflicto nuclear, aunque estas afirmaciones no están confirmadas por fuentes oficiales y deben tomarse con cautela.
A pesar de las declaraciones beligerantes, la historia reciente sugiere que ambos países han evitado una guerra total gracias a la disuasión nuclear y la presión internacional. Mediaciones pasadas, como la de Estados Unidos en 2002 tras un ataque al parlamento indio, y el armisticio de 2021 facilitado por Emiratos Árabes Unidos, muestran que la diplomacia puede prevalecer. Sin embargo, la retórica actual, combinada con la falta de avances en la resolución de disputas territoriales y la presencia de arsenales nucleares, mantiene a la región en un estado de alta volatilidad. La comunidad internacional, incluyendo a la ONU, ha instado a la moderación, pero el riesgo de un error de cálculo sigue latente.