

Contexto y motivos de la demora
Milei justificó su ausencia en una entrevista radial, argumentando que la invitación oficial del Vaticano era para el funeral del sábado y que no había obligación de asistir a la Basílica el viernes. Sin embargo, fuentes indican que la demora se debió a un cambio en la agenda: el presidente priorizó participar en un evento en Buenos Aires, la entrega de un Doctorado Honoris Causa al economista español Jesús Huerta de Soto, lo que retrasó el vuelo presidencial unas dos horas. El avión, además, hizo una escala técnica en Gran Canaria, lo que contribuyó a que la comitiva llegara a Roma cerca de las 19:00 (hora local), cuando la Basílica ya estaba cerrada.
Otras versiones, más polémicas, sugieren que Milei pudo haber evitado deliberadamente la despedida, aunque no hay evidencia concluyente de esto. El presidente reaccionó con dureza a las críticas, descalificando a la prensa en redes sociales y afirmando que los cuestionamientos reflejaban un "déficit de IQ severo" por enfocarse en "cuestiones de 25° orden".
Repercusiones diplomáticas
La ausencia fue vista como una torpeza diplomática, especialmente considerando la relevancia del Papa Francisco como figura global y argentino. La Santa Sede y analistas vaticanos lamentaron que Milei no invitara a ex presidentes argentinos (como Cristina Kirchner, Mauricio Macri o Alberto Fernández) a la comitiva, lo que habría sido un gesto de unidad en línea con los deseos de Francisco. Esta falta de coordinación contrastó con la presencia de líderes internacionales que aprovecharon la ocasión para reforzar su imagen institucional.
El historial de Milei con Francisco, marcado por críticas pasadas (como llamarlo "representante del maligno" en 2018) y una reconciliación posterior en 2024, añadió más peso al episodio. Aunque Milei asistió al funeral y ocupó un lugar privilegiado junto a Giorgia Meloni, su tardanza y las declaraciones posteriores reforzaron la percepción de aislamiento y falta de tacto en su política exterior.