

Según Red Eléctrica Española (REE), el colapso se originó por una desconexión del sistema de interconexión europeo a través de Francia, lo que provocó un "desequilibrio grave" entre generación y demanda. Eduardo Prieto, director de Servicios a la Operación de REE, describió el incidente como "absolutamente excepcional", señalando que una fuerte oscilación en el flujo de potencia y una pérdida significativa de generación eléctrica desencadenaron el "cero energético", un colapso total del sistema eléctrico. Aunque se investigan las causas exactas, no se descartan hipótesis como fallos técnicos, ciberataques o problemas en la infraestructura francesa, ya que RTE, el gestor francés, reportó un corte parcial que fue rápidamente restaurado en su territorio.
El proceso de recuperación, conocido como "arranque en negro", comenzó utilizando centrales hidroeléctricas para reactivar la red, seguido por la incorporación paulatina de otras fuentes como térmicas y nucleares. A las 23:00 horas, el 50% del suministro estaba restablecido, pero REE estimó que la recuperación total tomaría entre 6 y 10 horas, extendiéndose hasta la madrugada del 29 de abril. Zonas del norte y sur, como Cataluña, País Vasco, Andalucía y Madrid, fueron las primeras en recuperar la luz, aunque de forma asimétrica.
El apagón generó caos: trenes y metros quedaron detenidos, dejando a miles de pasajeros atrapados; aeropuertos como Barajas enfrentaron retrasos; y el tráfico colapsó por la falta de semáforos. En Barcelona, los Mossos d'Esquadra desplegaron 7,120 agentes para garantizar la seguridad, mientras que en Madrid, el Samur-PC atendió 167 emergencias, principalmente por crisis respiratorias y personas atrapadas en ascensores. Comercios y hospitales dependieron de generadores, y universidades como la Autónoma de Madrid suspendieron clases.
El gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, activó un comité de crisis y no descartó ninguna hipótesis sobre las causas. Ocho autonomías, incluida la Comunidad Valenciana, solicitaron declarar emergencia nacional, aunque Carlos Mazón, presidente valenciano, enfrentó críticas por no haber pedido lo mismo tras la DANA de octubre de 2024. La UE, a través de Ursula von der Leyen, ofreció apoyo para coordinar la respuesta.
Este evento expone la vulnerabilidad de las infraestructuras eléctricas europeas ante fallos sistémicos, especialmente en un contexto de dependencia de interconexiones y creciente digitalización, donde un ciberataque no puede descartarse, aunque no hay evidencia directa. La narrativa oficial apunta a un fallo técnico, pero la falta de claridad inicial y la magnitud del colapso sugieren que podrían existir factores subyacentes no revelados, como problemas estructurales en la red o tensiones geopolíticas afectando la cooperación energética.