

El documento cita brotes de neumonía y enfermedades respiratorias en EE. UU. en 2019, casos ligados a vapeadores y estudios serológicos como indicios de una posible circulación temprana del virus. También menciona incidentes en laboratorios estadounidenses entre 2006 y 2020, exigiendo una investigación en profundidad en EE. UU. China defiende su transparencia y cooperación con la OMS, insistiendo en la hipótesis de la cadena de frío como vía de entrada en Wuhan.
Por otro lado, Estados Unidos, especialmente bajo la administración Trump, ha promovido la teoría de una fuga de laboratorio en Wuhan. En abril de 2025, la Casa Blanca actualizó su sitio web Covid.gov, culpando a China por una supuesta fuga en el Instituto de Virología de Wuhan, basándose en reportes de investigadores enfermos en 2019 y respaldado por agencias como la CIA y el FBI, aunque con distintos niveles de confianza. Esta narrativa ha sido calificada por China como una politización sin pruebas concluyentes.
Ambos países han intercambiado acusaciones desde 2020, con China sugiriendo en marzo de ese año que el virus pudo haber sido introducido por militares estadounidenses en Wuhan, y EE. UU. criticando la opacidad china. La OMS, tras investigaciones en 2021, considera más probable un origen zoonótico, pero no descarta otras hipótesis, y ha instado a China a compartir más datos. No hay evidencia definitiva que confirme el origen exacto del virus, y el debate sigue polarizado por intereses geopolíticos