Mientras los aliados debatían sobre la ayuda, la defensa de Ucrania creció diez veces, impulsando una revolución tecnológica con drones de largo alcance, como el Palianytsia, que alcanzan más de 1,000 km y han golpeado objetivos estratégicos, y misiles de crucero económicos, como el Peklo, que cuestan menos de $200,000 por unidad frente a los $500,000 de los misiles rusos más baratos. En 2024, Ucrania produjo 1.5 millones de drones, y en enero de 2025 destruyó nueve refinerías rusas, reduciendo su capacidad de refinación en un 10% y causando pérdidas de al menos $658 millones.