

Italia construyó nueve buques de guerra multifunción con capacidades similares a la clase Constellation de Estados Unidos por la mitad del precio, mientras EE. UU. enfrentaba dificultades, refleja una crítica válida sobre las ineficiencias en la adquisición naval estadounidense, pero requiere un análisis crítico para contextualizarla.
La clase Constellation de la Marina de EE. UU., basada en el diseño italiano FREMM (Fregata Europea Multi-Missione) de Fincantieri, ha enfrentado serios problemas. Iniciada en 2020, la construcción del USS Constellation comenzó en agosto de 2022, pero para abril de 2025 solo estaba al 10% de su completitud, con entregas retrasadas hasta 2029. Los costos se dispararon de $1,300 millones a $1,900 millones por el primer buque, y el diseño, que debía compartir un 85% con el FREMM, ahora solo comparte un 15% debido a cambios impuestos por la Marina, como la reubicación de generadores, sistemas de enfriamiento más grandes y un nuevo propulsor, lo que aumentó el peso y retrasó el proyecto.
Italia, por su parte, ha construido eficientemente su flota FREMM. Entre 2013 y 2023, entregó nueve fragatas FREMM a su Marina (la décima fue revendida a Egipto), a un costo aproximado de $500 millones por unidad en dólares constantes de 2018, según datos de la Marina italiana y estimaciones de analistas navales. Estas fragatas son buques multifunción capaces de realizar tareas antisubmarinas, antiaéreas y de ataque a superficie, similares a las especificaciones originales de la clase Constellation. El tiempo de construcción por buque italiano fue de aproximadamente 4-5 años, frente a los 9 años proyectados para el USS Constellation, lo que demuestra una notable diferencia en eficiencia.
Sin embargo, la comparación tiene matices. Las fragatas italianas son un diseño maduro, ya en producción cuando EE. UU. adoptó el concepto, mientras que las modificaciones estadounidenses responden a estándares operativos y de supervivencia más estrictos, lo que incrementa costos y tiempos. Además, el FREMM italiano pesa unas 6,700 toneladas, mientras que el Constellation, con 7,200 toneladas, incluye sistemas adicionales que lo hacen más pesado y complejo. Aunque Italia logró un costo significativamente menor, parte de esto se debe a economías de escala y a una menor burocracia en su proceso de adquisición, aspectos que la Marina de EE. UU. ha complicado con cambios constantes y una industria naval en declive, como señaló Eric Labs del Congressional Budget Office, quien describió el estado de la construcción naval estadounidense como el peor en 25 años.
Críticamente, este contraste también refleja un problema sistémico en EE. UU., donde la búsqueda de capacidades excesivas y la falta de disciplina en el diseño han inflado costos, un patrón visto en otros proyectos fallidos como los Littoral Combat Ships. Mientras tanto, Italia ha priorizado un enfoque pragmático, beneficiándose de su experiencia y de un diseño probado. Sin embargo, afirmar que los buques italianos tienen "capacidades similares" es relativo, ya que las modificaciones estadounidenses, aunque problemáticas, buscan adaptarse a un contexto operativo diferente, enfrentando amenazas como las de China, que está superando a EE. UU. en producción naval.