Contexto del Aumento de Producción
La OPEP+, que controla cerca del 40% de la producción mundial de petróleo, había mantenido recortes de 5.86 millones de bpd (5.7% de la oferta global) desde 2022 para estabilizar precios. Sin embargo, el 3 de abril, ocho miembros (Arabia Saudita, Rusia, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Kazajistán, Argelia y Omán) decidieron acelerar la eliminación de 2.2 millones de bpd de recortes voluntarios, comenzando con 411,000 bpd en mayo. Esta decisión, reiterada el 3 de mayo para junio, responde a varios factores: una perspectiva optimista sobre la demanda, el deseo de castigar a países como Kazajistán e Irak por sobreproducción, y la presión del presidente estadounidense Donald Trump para bajar precios.

El resultado fue inmediato: el Brent crudo cayó un 6% a menos de $70 por barril el 3 de abril, y para el 5 de mayo se situó en $60.23, con el WTI estadounidense en $57.13, los niveles más bajos desde febrero de 2021. Este colapso, combinado con los aranceles de Trump, que avivan temores de una recesión global, ha generado un panorama sombrío para los mercados energéticos.
Siete Impactos Escandalosos en los Precios del Petróleo
- Colapso Inmediato de los Precios: El aumento de 411,000 bpd, tres veces mayor al esperado, provocó una caída del 6-7% en los precios del crudo. El Brent, que en enero alcanzó $82, ahora ronda los $60, y el WTI cayó a $57, niveles que amenazan la rentabilidad de productores como las petroleras shale estadounidenses, que necesitan $65 por barril para perforar nuevos pozos.
- Riesgo de Exceso de Oferta: La OPEP+ planea liberar casi 1 millón de bpd entre abril, mayo y junio, con proyecciones de hasta 2.2 millones de bpd para noviembre. Esto, junto con la producción récord de países no OPEP+ como Estados Unidos (13.55 millones de bpd), Brasil y Guyana, podría generar un exceso de oferta, especialmente si la demanda se debilita por una recesión. La EIA prevé un aumento de inventarios globales, lo que mantendrá los precios bajo presión.
- Impacto en los Consumidores: Los precios más bajos del crudo benefician a los consumidores, especialmente en Argentina y Chile, donde el combustible es un componente clave del costo de vida. En Argentina, donde la inflación sigue siendo un desafío, esto podría aliviar la presión sobre los bolsillos, aunque el beneficio dependerá de cómo las petroleras locales ajusten los precios. En Chile, los costos de transporte y logística, afectados por inundaciones recientes, podrían mitigarse.
- Pérdidas para los Productores: Países de la OPEP+ como Arabia Saudita, que necesita Brent a $80 para equilibrar su presupuesto, enfrentan déficits fiscales. En Estados Unidos, productores shale en regiones como Dakota del Norte, con costos de equilibrio de $57 por barril, podrían reducir perforaciones, afectando empleos y la economía local. Empresas como Baker Hughes ya anticipan una caída en la inversión en exploración.
- Volatilidad por Aranceles y Geopolítica: Los aranceles de Trump, anunciados el 2 de abril, han elevado el riesgo de recesión al 53%, según mercados de apuestas como Kalshi. Esto reduce la demanda global de petróleo, proyectada por la EIA en solo 0.9 millones de bpd para 2025, 0.4 millones menos de lo esperado. Además, sanciones potenciales a Irán o Venezuela podrían contrarrestar la caída de precios, creando incertidumbre.
- Castigo a la Sobreproducción: Arabia Saudita, frustrada por países como Kazajistán, que produjo por encima de su cuota en abril, usa el aumento de producción como una advertencia, recordando la guerra de precios de 2020, cuando Brent cayó a $15. Esta estrategia arriesga precios aún más bajos si la disciplina no mejora, lo que podría forzar pausas o reversiones en los aumentos, como indicó la OPEP.
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Perspectiva Bajista a Largo Plazo: Goldman Sachs redujo su pronóstico para Brent en diciembre de 2025 a $66 y para 2026 a $62, citando aranceles y mayor oferta de la OPEP+. La EIA espera que Brent promedie $66 en 2025 y $59 en 2026, un 20% menos que en 2024. Si los precios caen por debajo de $50, la OPEP+ podría revertir los aumentos, pero países como Irak y Kazajistán, ansiosos por ingresos, podrían resistirse.