lunes 12 de mayo de 2025 - Edición Nº189

Internacionales | 8 may 2025

Iglesia

León XIII y el Legado que asume León XIV

León XIII, nacido Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci, fue Papa desde 1878 hasta su muerte en 1903, y es recordado como un defensor tanto de la autoridad del Estado como de los derechos de los pobres, un equilibrio que marcó su pontificado durante un período de grandes transformaciones sociales y políticas.


 Su pensamiento, profundamente arraigado en la tradición católica pero también innovador para su época, se refleja especialmente en su encíclica Rerum Novarum (1891), considerada un hito en la doctrina social de la Iglesia. A continuación, analizo su postura en estos dos aspectos, con una perspectiva crítica.

León XIII como defensor del Estado

  • Contexto histórico: León XIII asumió el papado en un momento de tensión entre la Iglesia y los Estados modernos. El Risorgimento italiano (unificación de Italia) había culminado en 1870 con la toma de Roma, privando a los Estados Pontificios de su poder temporal y dejando al Papa como "prisionero en el Vaticano". Además, el auge del liberalismo, el socialismo y el anticlericalismo en Europa desafiaba la influencia de la Iglesia.

  • Autoridad del Estado: León XIII defendió la legitimidad del Estado como una institución ordenada por Dios para garantizar el bien común. En su encíclica Diuturnum Illud (1881), afirmó que "el poder civil, considerado como tal, proviene de Dios", rechazando las teorías contractualistas modernas (como las de Rousseau) que basaban la autoridad en el pueblo. Para León XIII, la autoridad del Estado era necesaria para mantener el orden social, pero debía estar subordinada a la ley moral divina. Esto significaba que los gobiernos debían respetar los derechos de la Iglesia y los principios cristianos, un punto que lo llevó a enfrentarse con Estados laicos, como la Francia de la Tercera República, donde las leyes anticlericales de Jules Ferry (1880-1882) secularizaron la educación.

  • Relaciones con los Estados: A pesar de su defensa de la autoridad estatal, León XIII buscó un acercamiento pragmático con los gobiernos, rompiendo con la postura intransigente de su predecesor, Pío IX. En Au Milieu des Sollicitudes (1892), instó a los católicos franceses a aceptar la República y participar en la política (política del Ralliement), con el objetivo de influir desde dentro y contrarrestar el anticlericalismo. También negoció con gobiernos como el de Bismarck en Alemania para resolver el Kulturkampf, logrando que se suavizaran las leyes contra los católicos a cambio de que la Iglesia no interfiriera directamente en la política.

  • Crítica al liberalismo y al socialismo: León XIII defendió al Estado contra las ideologías que lo amenazaban. En Libertas Praestantissimum (1888), criticó el liberalismo por su énfasis en la libertad individual sin límites, argumentando que la verdadera libertad debía estar subordinada a la ley moral. También rechazó el socialismo en Quod Apostolici Muneris (1878), condenando su idea de abolir la propiedad privada y el orden social jerárquico, que veía como parte del designio divino.

León XIII como defensor de los pobres

  • Contexto social: El pontificado de León XIII coincidió con la Segunda Revolución Industrial, que trajo consigo una creciente desigualdad. La clase trabajadora enfrentaba condiciones de explotación, salarios miserables y jornadas laborales extenuantes, mientras el capitalismo liberal promovía un laissez-faire que ignoraba las necesidades de los más vulnerables. Al mismo tiempo, el socialismo marxista ganaba terreno entre los trabajadores, ofreciendo una alternativa que la Iglesia consideraba peligrosa.

  • Rerum Novarum (1891): Esta encíclica, conocida como la "carta magna" de la doctrina social católica, abordó la "cuestión obrera" y marcó a León XIII como un defensor de los pobres. Sus puntos clave incluyen:

    • Derechos de los trabajadores: León XIII defendió el derecho de los trabajadores a un salario justo, suficiente para mantener a sus familias, y a condiciones laborales dignas. Criticó la explotación capitalista, afirmando que "no es justo que el rico y el poderoso opriman al pobre y al débil".

    • Propiedad privada: Aunque condenó el socialismo, también rechazó el liberalismo extremo. Defendió la propiedad privada como un derecho natural, pero insistió en que debía usarse con responsabilidad social: "El hombre debe considerar sus posesiones no como propias, sino como comunes, en el sentido de que debe compartirlas con los necesitados".

    • Rol del Estado en la justicia social: León XIII abogó por un Estado activo en la protección de los pobres, instándolo a intervenir para garantizar salarios justos, limitar las horas de trabajo y proteger a los trabajadores de la avaricia de los empleadores. Sin embargo, esta intervención debía ser limitada, evitando caer en el colectivismo socialista.

    • Asociaciones obreras: Promovió la creación de asociaciones de trabajadores (antecesoras de los sindicatos católicos), como un medio para que los obreros defendieran sus derechos sin recurrir a la lucha de clases marxista.

  • Solidaridad y caridad: En otras encíclicas, como Graves de Communi Re (1901), León XIII enfatizó la caridad cristiana como un principio para resolver los conflictos sociales, rechazando la lucha de clases y promoviendo la cooperación entre ricos y pobres. Su visión era paternalista: los ricos debían ayudar a los pobres por deber moral, mientras los pobres debían aceptar su lugar en la jerarquía social sin resentimiento.

Perspectiva crítica

  • Defensa del Estado: narrativa vs. realidad:

    • Narrativa oficial: León XIII se presenta como un Papa que reconcilió a la Iglesia con el mundo moderno al aceptar la legitimidad de los Estados seculares y fomentar la participación católica en la política. Su política del Ralliement en Francia y su diplomacia con Alemania y Rusia (restableciendo relaciones con el zar en 1894) refuerzan esta imagen.

    • Realidad: Su defensa del Estado estaba condicionada a que este respetara los principios cristianos, lo que lo llevó a enfrentamientos con gobiernos laicos. Su negativa a reconocer al Reino de Italia como legítimo (manteniendo la "Cuestión Romana") y su rechazo a recibir al rey Umberto I en el Vaticano muestran que su apoyo al Estado era limitado cuando este desafiaba los intereses de la Iglesia. Además, su visión jerárquica del poder, donde la autoridad venía de Dios y no del pueblo, chocaba con los ideales democráticos emergentes, lo que lo hacía parecer anacrónico para algunos.

  • Defensa de los pobres: narrativa vs. realidad:

    • Narrativa oficial: Rerum Novarum es celebrada como un documento revolucionario que posicionó a la Iglesia como defensora de los trabajadores frente al capitalismo salvaje. Su énfasis en el salario justo y las asociaciones obreras inspiró movimientos sociales católicos en todo el mundo, como los sindicatos cristianos en Europa y América Latina.

    • Realidad: Aunque la encíclica fue progresista para su tiempo, su enfoque era paternalista y conservador. León XIII no cuestionó la estructura social jerárquica ni abogó por una redistribución radical de la riqueza. Su rechazo al socialismo y su insistencia en la caridad como solución (en lugar de cambios estructurales profundos) limitaron el impacto de su defensa de los pobres. Además, su visión de los trabajadores como necesitados de protección moral y espiritual, más que como agentes de cambio político, reflejaba una perspectiva elitista propia de la época.

  • Equilibrio entre ambos roles: León XIII intentó mediar entre el orden social tradicional y las demandas de justicia social, pero su enfoque era inherentemente conservador. Defendió al Estado como garante del orden, pero solo si respetaba los valores cristianos, y abogó por los pobres, pero sin cuestionar las estructuras de poder que perpetuaban la desigualdad. Esto lo convirtió en una figura de transición: modernizó la Iglesia al abordar la cuestión social, pero no rompió con las tradiciones jerárquicas y teocéntricas que la definían.

Conexión con el Papa León XIV (2025)

El nuevo Papa León XIV (Robert Prevost), al elegir el nombre de León, parece evocar el legado de León XIII, particularmente su enfoque en la justicia social y la unidad. León XIV, en su primer discurso, habló de construir puentes y trabajar por la paz, un eco de la diplomacia de León XIII. Además, su experiencia en Perú con comunidades pobres refleja la preocupación de León XIII por los marginados, aunque León XIV enfrenta desafíos modernos como el cambio climático y los abusos clericales, que requerirán un enfoque más progresista que el de su predecesor de hace más de un siglo.

Conclusión

León XIII fue un defensor del Estado en tanto este respetara los principios cristianos, promoviendo un orden social jerárquico pero pragmático, como se ve en su diplomacia con gobiernos seculares. Al mismo tiempo, su encíclica Rerum Novarum lo posicionó como un defensor de los pobres, abogando por un salario justo y condiciones dignas para los trabajadores, aunque desde una perspectiva paternalista que no desafiaba las estructuras de poder. Su pontificado marcó un equilibrio entre tradición y modernidad, sentando las bases de la doctrina social católica, un legado que resuena en la elección del nombre por parte del Papa León XIV en 2025.

León XIII, nacido Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci, fue Papa desde 1878 hasta su muerte en 1903, y es recordado como un defensor tanto de la autoridad del Estado como de los derechos de los pobres, un equilibrio que marcó su pontificado durante un período de grandes transformaciones sociales y políticas. Su pensamiento, profundamente arraigado en la tradición católica pero también innovador para su época, se refleja especialmente en su encíclica Rerum Novarum (1891), considerada un hito en la doctrina social de la Iglesia. A continuación, analizo su postura en estos dos aspectos, con una perspectiva crítica.

León XIII como defensor del Estado

  • Contexto histórico: León XIII asumió el papado en un momento de tensión entre la Iglesia y los Estados modernos. El Risorgimento italiano (unificación de Italia) había culminado en 1870 con la toma de Roma, privando a los Estados Pontificios de su poder temporal y dejando al Papa como "prisionero en el Vaticano". Además, el auge del liberalismo, el socialismo y el anticlericalismo en Europa desafiaba la influencia de la Iglesia.

  • Autoridad del Estado: León XIII defendió la legitimidad del Estado como una institución ordenada por Dios para garantizar el bien común. En su encíclica Diuturnum Illud (1881), afirmó que "el poder civil, considerado como tal, proviene de Dios", rechazando las teorías contractualistas modernas (como las de Rousseau) que basaban la autoridad en el pueblo. Para León XIII, la autoridad del Estado era necesaria para mantener el orden social, pero debía estar subordinada a la ley moral divina. Esto significaba que los gobiernos debían respetar los derechos de la Iglesia y los principios cristianos, un punto que lo llevó a enfrentarse con Estados laicos, como la Francia de la Tercera República, donde las leyes anticlericales de Jules Ferry (1880-1882) secularizaron la educación.

  • Relaciones con los Estados: A pesar de su defensa de la autoridad estatal, León XIII buscó un acercamiento pragmático con los gobiernos, rompiendo con la postura intransigente de su predecesor, Pío IX. En Au Milieu des Sollicitudes (1892), instó a los católicos franceses a aceptar la República y participar en la política (política del Ralliement), con el objetivo de influir desde dentro y contrarrestar el anticlericalismo. También negoció con gobiernos como el de Bismarck en Alemania para resolver el Kulturkampf, logrando que se suavizaran las leyes contra los católicos a cambio de que la Iglesia no interfiriera directamente en la política.

  • Crítica al liberalismo y al socialismo: León XIII defendió al Estado contra las ideologías que lo amenazaban. En Libertas Praestantissimum (1888), criticó el liberalismo por su énfasis en la libertad individual sin límites, argumentando que la verdadera libertad debía estar subordinada a la ley moral. También rechazó el socialismo en Quod Apostolici Muneris (1878), condenando su idea de abolir la propiedad privada y el orden social jerárquico, que veía como parte del designio divino.

León XIII como defensor de los pobres

  • Contexto social: El pontificado de León XIII coincidió con la Segunda Revolución Industrial, que trajo consigo una creciente desigualdad. La clase trabajadora enfrentaba condiciones de explotación, salarios miserables y jornadas laborales extenuantes, mientras el capitalismo liberal promovía un laissez-faire que ignoraba las necesidades de los más vulnerables. Al mismo tiempo, el socialismo marxista ganaba terreno entre los trabajadores, ofreciendo una alternativa que la Iglesia consideraba peligrosa.

  • Rerum Novarum (1891): Esta encíclica, conocida como la "carta magna" de la doctrina social católica, abordó la "cuestión obrera" y marcó a León XIII como un defensor de los pobres. Sus puntos clave incluyen:

    • Derechos de los trabajadores: León XIII defendió el derecho de los trabajadores a un salario justo, suficiente para mantener a sus familias, y a condiciones laborales dignas. Criticó la explotación capitalista, afirmando que "no es justo que el rico y el poderoso opriman al pobre y al débil".

    • Propiedad privada: Aunque condenó el socialismo, también rechazó el liberalismo extremo. Defendió la propiedad privada como un derecho natural, pero insistió en que debía usarse con responsabilidad social: "El hombre debe considerar sus posesiones no como propias, sino como comunes, en el sentido de que debe compartirlas con los necesitados".

    • Rol del Estado en la justicia social: León XIII abogó por un Estado activo en la protección de los pobres, instándolo a intervenir para garantizar salarios justos, limitar las horas de trabajo y proteger a los trabajadores de la avaricia de los empleadores. Sin embargo, esta intervención debía ser limitada, evitando caer en el colectivismo socialista.

    • Asociaciones obreras: Promovió la creación de asociaciones de trabajadores (antecesoras de los sindicatos católicos), como un medio para que los obreros defendieran sus derechos sin recurrir a la lucha de clases marxista.

  • Solidaridad y caridad: En otras encíclicas, como Graves de Communi Re (1901), León XIII enfatizó la caridad cristiana como un principio para resolver los conflictos sociales, rechazando la lucha de clases y promoviendo la cooperación entre ricos y pobres. Su visión era paternalista: los ricos debían ayudar a los pobres por deber moral, mientras los pobres debían aceptar su lugar en la jerarquía social sin resentimiento.

Perspectiva crítica

  • Defensa del Estado: narrativa vs. realidad:

    • Narrativa oficial: León XIII se presenta como un Papa que reconcilió a la Iglesia con el mundo moderno al aceptar la legitimidad de los Estados seculares y fomentar la participación católica en la política. Su política del Ralliement en Francia y su diplomacia con Alemania y Rusia (restableciendo relaciones con el zar en 1894) refuerzan esta imagen.

    • Realidad: Su defensa del Estado estaba condicionada a que este respetara los principios cristianos, lo que lo llevó a enfrentamientos con gobiernos laicos. Su negativa a reconocer al Reino de Italia como legítimo (manteniendo la "Cuestión Romana") y su rechazo a recibir al rey Umberto I en el Vaticano muestran que su apoyo al Estado era limitado cuando este desafiaba los intereses de la Iglesia. Además, su visión jerárquica del poder, donde la autoridad venía de Dios y no del pueblo, chocaba con los ideales democráticos emergentes, lo que lo hacía parecer anacrónico para algunos.

  • Defensa de los pobres: narrativa vs. realidad:

    • Narrativa oficial: Rerum Novarum es celebrada como un documento revolucionario que posicionó a la Iglesia como defensora de los trabajadores frente al capitalismo salvaje. Su énfasis en el salario justo y las asociaciones obreras inspiró movimientos sociales católicos en todo el mundo, como los sindicatos cristianos en Europa y América Latina.

    • Realidad: Aunque la encíclica fue progresista para su tiempo, su enfoque era paternalista y conservador. León XIII no cuestionó la estructura social jerárquica ni abogó por una redistribución radical de la riqueza. Su rechazo al socialismo y su insistencia en la caridad como solución (en lugar de cambios estructurales profundos) limitaron el impacto de su defensa de los pobres. Además, su visión de los trabajadores como necesitados de protección moral y espiritual, más que como agentes de cambio político, reflejaba una perspectiva elitista propia de la época.

  • Equilibrio entre ambos roles: León XIII intentó mediar entre el orden social tradicional y las demandas de justicia social, pero su enfoque era inherentemente conservador. Defendió al Estado como garante del orden, pero solo si respetaba los valores cristianos, y abogó por los pobres, pero sin cuestionar las estructuras de poder que perpetuaban la desigualdad. Esto lo convirtió en una figura de transición: modernizó la Iglesia al abordar la cuestión social, pero no rompió con las tradiciones jerárquicas y teocéntricas que la definían.

Conexión con el Papa León XIV (2025)

El nuevo Papa León XIV (Robert Prevost), al elegir el nombre de León, parece evocar el legado de León XIII, particularmente su enfoque en la justicia social y la unidad. León XIV, en su primer discurso, habló de construir puentes y trabajar por la paz, un eco de la diplomacia de León XIII. Además, su experiencia en Perú con comunidades pobres refleja la preocupación de León XIII por los marginados, aunque León XIV enfrenta desafíos modernos como el cambio climático y los abusos clericales, que requerirán un enfoque más progresista que el de su predecesor de hace más de un siglo.

Conclusión

León XIII fue un defensor del Estado en tanto este respetara los principios cristianos, promoviendo un orden social jerárquico pero pragmático, como se ve en su diplomacia con gobiernos seculares. Al mismo tiempo, su encíclica Rerum Novarum lo posicionó como un defensor de los pobres, abogando por un salario justo y condiciones dignas para los trabajadores, aunque desde una perspectiva paternalista que no desafiaba las estructuras de poder. Su pontificado marcó un equilibrio entre tradición y modernidad, sentando las bases de la doctrina social católica, un legado que resuena en la elección del nombre por parte del Papa León XIV en 2025.

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