

Estos drones, diseñados para confundir y saturar las defensas aéreas del enemigo, han transformado la economía de la guerra, priorizando tácticas de bajo costo y alto impacto
Drones señuelo en acción
Rusia: Utiliza drones como los "Parodiia" y "Gerbera". Los "Parodiia" tienen lentes de Luneberg para amplificar su firma de radar, simulando drones más grandes, mientras los "Gerbera", hechos de madera y espuma, cuestan $4,700 frente a los $47,000 de un Shahed-136. Rusia lanzó más de 2,000 drones en octubre de 2024 (50% señuelos), según el HUR ucraniano, agotando las defensas aéreas de Ucrania. Algunos drones también tienen cámaras para localizar posiciones enemigas.
Ucrania: Emplea señuelos inflables y drones improvisados, combinados con ataques de largo alcance. La 14ª Regimiento de UAV lanza cientos de drones desde múltiples puntos para saturar las defensas rusas. En marzo de 2025, un ataque masivo con drones en Moscú fue descrito como el mayor de la guerra, según el alcalde de la ciudad. Zelenskyy planea producir 30,000 drones de largo alcance en 2025, equivalentes a 800 diarios.
Impacto en las defensas aéreas
Los drones señuelo obligan a ambos bandos a disparar contra objetivos falsos, agotando recursos costosos. Ucrania malgasta misiles antiaéreos en drones baratos, mientras Rusia enfrenta problemas similares con ataques ucranianos a su infraestructura (como el depósito de Toropets en septiembre de 2024). Ambos han adaptado tácticas: Rusia usa drones con cámaras para inteligencia, y Ucrania ha desarrollado drones interceptor y hasta drones con escopetas para derribar UAVs enemigos.
Economía de la guerra
La guerra de drones prioriza el bajo costo. Rusia produce en masa en Alabuga (5,760 Shaheds en 2024, con meta de 10,000 "Gerbera"), apoyada por componentes chinos, mientras Ucrania fabrica el 80-90% de sus drones, apoyada por socios como la alemana Helsing (drones HX-2 con IA). Sin embargo, la efectividad es limitada: solo el 6% de los drones rusos alcanzan objetivos claros (AP, noviembre 2024), y Ucrania enfrenta restricciones de recursos y aliados.
Perspectiva crítica
Ambos bandos exageran su éxito tecnológico. Rusia depende de China para sortear sanciones, pero su estrategia de saturación no garantiza victorias decisivas. Ucrania, aunque innovadora, está limitada por recursos y restricciones occidentales. La "transparencia del campo de batalla" expone posiciones, y la guerra tecnológica, como señaló el presidente finlandés Alexander Stubb en Davos 2025, está redefiniendo los conflictos modernos, pero no resuelve las raíces del conflicto.
En resumen, los drones señuelo han revolucionado las tácticas en Ucrania y Rusia, pero su impacto es más económico y psicológico que estratégico, evidenciando una guerra donde el engaño se ha vuelto tan crucial como la potencia de fuego.