

El 9 de mayo de 2025, la UE, a través de una declaración firmada en Lviv por la Alta Representante para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, y ministros de países como Dinamarca, Francia e Italia, anunció la transferencia de 1.000 millones de euros de los beneficios de activos rusos congelados para apoyar a la industria de defensa ucraniana, según informó European Pravda. Este monto se destinará a la producción de equipos militares, incluyendo drones y misiles, bajo el modelo danés, que prioriza la compra directa a fabricantes ucranianos. Posteriormente, el 12 de mayo, Charles Fries, vicesecretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior, confirmó en el segundo Foro de la Industria de Defensa UE-Ucrania que se añadirían 900 millones de euros adicionales en las próximas semanas para la compra de armas y municiones, también financiados con estos beneficios, elevando el apoyo reciente de la UE a 3.300 millones de euros en total, según Ukrainska Pravda y Kyiv Independent. Esto coincide con la cifra de 1.900 millones de euros (aproximadamente 2.100 millones de dólares al tipo de cambio actual) mencionada en la afirmación.
El desglose de los fondos también es consistente: los 1.000 millones de euros se destinan a la industria ucraniana, fortaleciendo su capacidad de producción, mientras que los 900 millones se usarán para adquirir armas y municiones, incluyendo artillería y sistemas de defensa aérea, como detalló el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal. Este enfoque refleja una estrategia dual de la UE para apoyar a Ucrania: impulsar su industria de defensa interna y garantizar un suministro inmediato de armamento frente a la guerra con Rusia.
Sin embargo, la narrativa oficial merece un análisis crítico. Primero, aunque la UE presenta esta medida como un apoyo significativo, los 1.900 millones de euros son una fracción pequeña frente a las necesidades de Ucrania. Según el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), la industria de defensa ucraniana tiene una capacidad de producción de 37.000 millones de dólares en 2025, pero solo cuenta con financiación para 18.000 millones, lo que indica un déficit mucho mayor que el aporte de la UE. Además, Ucrania produce 4,5 millones de drones al año y 2,5 millones de proyectiles de artillería y mortero, pero enfrenta una desventaja frente a Rusia, que, según CSIS, ha sufrido pérdidas de más de 420.000 soldados en 2024, pero mantiene una ventaja en producción de armamento gracias a aliados como Corea del Norte.
Segundo, el uso de los beneficios de activos rusos congelados—estimados en 300.000 millones de dólares por el G7, con la mayoría en la UE (en Euroclear, Bélgica)—es controvertido. Aunque el G7 ha enfatizado que los activos no se descongelarán hasta que Rusia compense a Ucrania, Rusia ha calificado estas acciones como "robo" y ha amenazado con represalias, como la confiscación de activos occidentales en su territorio, según Kyiv Independent. Esto plantea riesgos legales y diplomáticos para la UE, especialmente para países neutrales como Austria e Irlanda, que han expresado reservas sobre usar estos fondos para armas, según CNN Business.
Tercero, la narrativa de la UE omite el impacto limitado de esta ayuda frente a la reducción del apoyo estadounidense. Desde la llegada de Donald Trump al poder en 2025, EE.UU. ha disminuido su asistencia militar a Ucrania, lo que ha forzado a Europa a llenar el vacío. Sin embargo, expertos como Ben Barry del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) han señalado que, sin el apoyo de EE.UU., Europa tiene un máximo de seis meses para aumentar su producción de armamento antes de que Ucrania enfrente serias carencias, según Politico. Los 1.900 millones de euros, aunque significativos, no compensan esta brecha, especialmente cuando Ucrania depende de sistemas avanzados estadounidenses como los F-16 y misiles Patriot, que Europa no puede reemplazar completamente.
En relación con temas previos, como el sistema Raven SAM del Reino Unido que ha derribado "casi 300 drones rusos" en Ucrania, la ayuda de la UE complementa esfuerzos occidentales más amplios para apoyar a Ucrania contra amenazas aéreas, como los drones Shahed rusos. Sin embargo, mientras el Raven SAM es un sistema de bajo costo, los fondos de la UE se enfocan más en producción y adquisición general, lo que podría incluir tecnologías similares, pero no hay evidencia directa de una conexión específica.
En conclusión, la UE está efectivamente destinando 1.900 millones de euros (2.100 millones de dólares) de los beneficios de activos rusos congelados para apoyar a Ucrania, con 1.000 millones para su industria de defensa y 900 millones para adquirir armas, como indican reportes recientes. Sin embargo, esta ayuda, aunque significativa, es insuficiente frente a las necesidades de Ucrania, enfrenta riesgos legales y diplomáticos, y no compensa la reducción del apoyo estadounidense, lo que limita su impacto estratégico en el conflicto. La narrativa oficial de la UE proyecta un compromiso fuerte, pero omite estas limitaciones, lo que sugiere un esfuerzo más simbólico que transformador en el contexto de la guerra.