

El ensayo, supervisado por el Ejército de la República de China (ROCArmy), involucró a los Comandos de Artillería 43 y 58, que lanzaron tres misiles TC-2, todos los cuales impactaron con éxito sus objetivos: drones aéreos que simulaban amenazas.
El Land Sword II está diseñado para contrarrestar diversas amenazas aéreas, como aviones de ala fija, helicópteros, drones y misiles de crucero, con un rango efectivo de 15 km en su versión terrestre. Desarrollado por el Instituto Nacional Chungshan de Ciencia y Tecnología (CSIST), se deriva del misil aire-aire Sky Sword II y mejora significativamente la protección de las fuerzas taiwanesas al integrarse en su red de defensa aérea multicapa, que incluye sistemas de mayor alcance como el Tien Kung III y los Patriot PAC-3 estadounidenses. El MND destacó su capacidad para proteger activos militares clave, centros urbanos e infraestructura frente a ataques de saturación y enjambres de drones, una amenaza creciente dada la actividad militar china en el Estrecho de Taiwán.
Sin embargo, la narrativa oficial merece un análisis crítico. Aunque el MND y medios como Army Recognition celebran el debut como un hito en la autonomía tecnológica de Taiwán, no se han proporcionado detalles sobre el desempeño del sistema frente a contramedidas electrónicas avanzadas o en escenarios de combate real. Además, su rango de 15 km lo limita frente a amenazas de largo alcance, como los misiles balísticos chinos, lo que sugiere que su impacto podría ser más táctico que estratégico. La prueba también coincide con tensiones crecientes: el mismo día, el MND detectó 35 incursiones de aviones del PLA, ocho buques de la PLAN y dos embarcaciones oficiales chinas alrededor de Taiwán, lo que indica que el desarrollo del Land Sword II es una respuesta directa a la presión militar china, pero podría no ser suficiente para disuadirla por sí solo.