sábado 17 de mayo de 2025 - Edición Nº194

OSINT | 16 may 2025

La soberanía en peligro

Que hay detrás del hackeo a la base de datos del Ejercito Argentino?

En mayo de 2025, el Ejército Argentino denunció un presunto ciberataque que expuso datos personales de aproximadamente 50,000 efectivos, incluyendo nombres, DNI, destinos, registros de viajes, condecoraciones y datos familiares. La filtración, reportada por la empresa de ciberseguridad Birmingham Cyber Arms LTD, habría sido ofrecida en un foro de la dark web, generando alarma en el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Seguridad y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).


El Hackeo al Ejército Argentino y las Implicaciones de los Sistemas de Ciberdefensa Extranjeros: ¿Una Amenaza a la Soberanía Nacional?

.Aunque las autoridades minimizaron el impacto, asegurando que los datos comprometidos son de carácter administrativo y no afectan sistemas operativos críticos, el incidente reavivó un debate crucial: la dependencia de sistemas de ciberdefensa extranjeros, particularmente de origen estadounidense e israelí, y su potencial impacto en la soberanía nacional y la autonomía de las Fuerzas Armadas argentinas.

 

 

 

El Contexto del Hackeo

El incidente comenzó con un correo anónimo recibido por el Ejército, que afirmaba poseer información sensible. La denuncia, presentada el 8 de mayo de 2025 ante la División de Delitos Informáticos de la Policía Federal, desencadenó una investigación conjunta entre el Ministerio de Defensa, liderado por Luis Petri, el Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, y la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC). Los datos filtrados incluyen información que, aunque en parte pública, expone a los efectivos a riesgos como el doxing o el uso indebido por actores maliciosos. La investigación aún no ha confirmado el origen ni la magnitud del ataque, pero la filtración evidencia las vulnerabilidades en los sistemas de seguridad informática del Estado argentino.

 

 

Este no es el primer incidente de este tipo. En 2021, la filtración masiva conocida como “AnibalLeaks” expuso datos de más de 1.2 millones de miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, provenientes de la Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA). En 2022, un ciberataque al Estado Mayor Conjunto obligó a desconectar servidores, y en 2024, otro presunto hackeo, atribuido al grupo “LulzSec Muslims”, involucró el robo de datos mediante un pendrive. Estos eventos reflejan un patrón de debilidades en la ciberseguridad militar argentina, que han sido explotadas repetidamente.

 

 

 

La Propuesta de Sistemas de Ciberdefensa Extranjeros

Tras el reciente hackeo, han surgido críticas sobre las intenciones del gobierno, liderado por el presidente Javier Milei, y en particular de los ministros Petri y Bullrich, de implementar sistemas de ciberdefensa de origen estadounidense e israelí. Estas críticas, expresadas en plataformas como X, sugieren que la adopción de tecnología extranjera podría comprometer la soberanía nacional al otorgar a potencias extranjeras acceso potencial a datos sensibles de las Fuerzas Armadas. Un usuario en X afirmó: “Lo del hackeo de las bases de datos del ejército no es casual, es consecuencia de la incompetencia criminal de Milei, Petri y TODA la cúpula de las farsas armadas. Metieron yankis, vendieron el comando de ciberdefensa [...] y ahora esto”. Aunque estas afirmaciones carecen de evidencia concreta, reflejan un sentimiento de desconfianza hacia la cooperación internacional en ciberseguridad.

Argentina ha participado en ejercicios de ciberdefensa con Estados Unidos, como los realizados en el marco de la Junta Interamericana de Defensa y el Comando Sur, así como en el Foro Iberoamericano de Ciberdefensa. Estas colaboraciones buscan mejorar las capacidades locales, pero también han generado temores sobre la dependencia de tecnología y expertise extranjero. Los sistemas de ciberdefensa de Estados Unidos e Israel, líderes mundiales en este campo, son altamente avanzados, pero su implementación suele incluir cláusulas de acceso a datos o infraestructura crítica, lo que podría permitir monitoreo externo. Por ejemplo, Israel, a través de empresas como NSO Group, ha sido cuestionado por vender herramientas de ciberespionaje que han sido usadas contra gobiernos y ciudadanos en varios países.

 

 

Implicaciones para la Soberanía Nacional

La soberanía nacional en el ámbito cibernético implica el control total sobre la infraestructura crítica, los datos sensibles y las operaciones de defensa. La adopción de sistemas extranjeros, aunque técnicamente avanzados, podría introducir riesgos como:

  1. Acceso a Datos Sensibles: Los sistemas de ciberdefensa de Estados Unidos e Israel suelen requerir integración con sus plataformas, lo que podría permitir el acceso a información estratégica de las Fuerzas Armadas argentinas, como planes operativos, inteligencia o datos personales de efectivos.

  2. Dependencia Tecnológica: La implementación de soluciones extranjeras podría limitar la capacidad de Argentina para desarrollar su propia tecnología de ciberdefensa, relegándola a un rol de consumidor en lugar de productor. Esto contrasta con países como Brasil, que han invertido en capacidades autóctonas de ciberseguridad.

  3. Vulnerabilidad Geopolítica: La cooperación con potencias como Estados Unidos e Israel podría alinear a Argentina en conflictos internacionales, exponiéndola a retaliaciones cibernéticas de actores hostiles, como los grupos de hackers patrocinados por estados adversarios.

Por otro lado, defensores de esta cooperación argumentan que Argentina carece de la infraestructura y los recursos para enfrentar ciberataques sofisticados de manera autónoma. El Comando Conjunto de Ciberdefensa (CCCD), creado en 2014, ha demostrado capacidad para responder a incidentes, como durante la cumbre del G20 en 2018 o el ejercicio multidominio en Las Toninas en 2021. Sin embargo, con solo 10 años de existencia, el CCCD aún está en desarrollo y enfrenta limitaciones frente a los más de 1,400 incidentes cibernéticos mensuales que afectan a las Fuerzas Armadas.

 

 

El Rol de las Fuerzas Armadas y la Ciberdefensa

Las Fuerzas Armadas argentinas han reconocido la importancia del ciberespacio como el “quinto dominio” de la guerra moderna, junto con tierra, mar, aire y espacio. El CCCD, bajo el mando del general Luis Pablo Guimpel, trabaja las 24 horas para proteger sistemas de comando y control, vigilancia y armas. Sin embargo, la recurrencia de filtraciones sugiere que las capacidades actuales son insuficientes. La falta de una definición clara de infraestructura crítica y la ausencia de un registro actualizado de información estratégica agravan estas vulnerabilidades.

 

 

La propuesta de Petri y Bullrich de incorporar sistemas extranjeros podría fortalecer la ciberdefensa en el corto plazo, pero a costa de ceder control sobre aspectos clave de la seguridad nacional. Alternativamente, invertir en la capacitación de personal local, el desarrollo de tecnología propia y la cooperación con países de la región, como Brasil o Chile, podría ser una vía para fortalecer la autonomía sin comprometer la soberanía.

Conclusión

El hackeo a la base de datos del Ejército Argentino en mayo de 2025 expuso no solo las vulnerabilidades en la ciberseguridad militar, sino también las tensiones entre la necesidad de protección inmediata y la preservación de la soberanía nacional. La inclinación de Petri y Bullrich hacia sistemas de ciberdefensa estadounidenses e israelíes, aunque potencialmente efectiva, plantea riesgos significativos para la autonomía de Argentina. En un contexto global donde la información es poder, el país debe equilibrar la cooperación internacional con el desarrollo de capacidades propias para garantizar que sus Fuerzas Armadas no solo estén protegidas, sino también bajo control nacional. La pregunta sigue abierta: ¿puede Argentina fortalecer su ciberdefensa sin ceder su soberanía? La respuesta dependerá de las decisiones estratégicas que tome el gobierno en los próximos años

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