miércoles 28 de mayo de 2025 - Edición Nº205

Nacionales | 25 may 2025

Argentina

La Arrogancia de Milei: Un Desplante que Marca el 25 de Mayo de 2025

Hoy, 25 de mayo de 2025, mientras la Argentina conmemoraba el 215.º aniversario de la Revolución de Mayo, el presidente Javier Milei protagonizó un episodio que no pasó desapercibido y que refleja, una vez más, su estilo confrontativo y soberbio. Durante el tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, Milei decidió ignorar deliberadamente a dos figuras clave del escenario político: el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Este gesto, lejos de ser un simple descuido, expone la arrogancia de un mandatario que parece anteponer sus rencillas personales a las formas institucionales que una fecha patria exige.


La Arrogancia de Milei: Un Desplante que Marca el 25 de Mayo de 2025

El momento fue tan incómodo como revelador. Al ingresar a la Catedral, Milei saludó efusivamente a algunos presentes, como al diputado José Luis Espert, con quien compartió un abrazo. Sin embargo, cuando Jorge Macri extendió su mano en un gesto protocolar, el presidente lo ignoró por completo, dejándolo en una posición humillante frente a las cámaras y los asistentes. Villarruel, quien ya lleva meses de una relación rota con Milei, tampoco recibió ni una mirada; el presidente pasó por su lado como si no existiera. Este desplante no solo dejó en evidencia las tensiones políticas, sino que mostró un desprecio absoluto por las normas de convivencia institucional que un líder debería respetar, especialmente en un día que simboliza la unidad nacional.

Milei, en lugar de bajar los decibeles, decidió justificar su actitud con un mensaje en su cuenta de X que destila soberbia: “Roma no paga traidores. Si se es bueno con los malos (esto es con quienes traicionan, mienten, calumnian, injurian y ensucian por una mera ventajita), se termina siendo muy malo con los buenos. Fin”. Este comentario, cargado de un tono autoritario, no solo reafirma su postura de no dialogar con quienes considera “traidores”, sino que también expone su incapacidad para separar las diferencias políticas de las responsabilidades institucionales. En un día en el que el arzobispo Jorge García Cuerva llamó al diálogo y a la fraternidad, Milei optó por la confrontación, dejando claro que su orgullo pesa más que el bienestar colectivo.

La relación de Milei con Villarruel ha sido tensa desde hace tiempo, marcada por desencuentros públicos y privados. La vicepresidenta, que en el Tedeum del año pasado caminó del brazo de Milei, fue excluida este año de la tradicional caminata desde la Casa Rosada, un gesto que ya anticipaba el trato que recibiría. Por su parte, Jorge Macri, líder del PRO en la Ciudad de Buenos Aires, ha sido blanco de críticas de Milei tras las recientes elecciones legislativas porteñas, donde La Libertad Avanza y el PRO compitieron separados. Sin embargo, que estas diferencias se traduzcan en un acto de desdén público durante una ceremonia patria es un reflejo de la arrogancia de un presidente que parece incapaz de priorizar el interés nacional sobre sus rencores personales.

Este episodio no es un hecho aislado, sino parte de un patrón. Milei ha construido su figura pública sobre la base de la confrontación, presentándose como un outsider que lucha contra “la casta”. Pero esta narrativa, que pudo haber sido efectiva en campaña, se torna peligrosa cuando se ejerce desde la máxima autoridad del país. Ignorar a la vicepresidenta y al jefe de Gobierno porteño no es solo una falta de respeto hacia ellos como personas, sino hacia las instituciones que representan. La soberanía nacional, que Milei dice defender, no se fortalece con gestos de soberbia, sino con la capacidad de tender puentes, incluso con quienes piensa diferente.

Mientras el pueblo argentino enfrenta desafíos como una inflación del 289% interanual y una pobreza que afecta al 55% de la población, según datos del INDEC y la UCA, Milei elige gastar energías en peleas internas que no hacen más que profundizar la grieta. En este 25 de mayo, cuando deberíamos estar celebrando los ideales de libertad y unidad que dieron origen a nuestra patria, el presidente nos dejó una imagen de división y arrogancia. La Argentina merece líderes que estén a la altura de su historia, no que la manchen con actitudes mezquinas.

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