1. Contexto de la frase y el concepto de "inequidad"

García Cuerva utiliza la metáfora “sangra” para transmitir la gravedad de la situación: una herida abierta, profunda y dolorosa que amenaza la vida misma del país como sociedad. La “inequidad” a la que alude no es solo desigualdad económica, sino una injusticia estructural que perpetúa la exclusión de millones de argentinos. En el mismo discurso, el arzobispo mencionó problemas específicos como la marginalidad, el narcotráfico como un “Estado paralelo” en los barrios, las personas en situación de calle, y la precariedad de los jubilados, quienes no pueden acceder a alimentos ni medicamentos. Esta inequidad se refleja en la incapacidad de vastos sectores de la población para satisfacer necesidades básicas, lo que conecta directamente con los altos índices de pobreza.

2. La pobreza como reflejo de la inequidad

Los datos respaldan la afirmación de García Cuerva. Según el Indec, en el segundo semestre de 2024, la pobreza alcanzó al 52,9% de los argentinos (más de 24 millones de personas), y la indigencia afectó al 18,1% (unos 8 millones). Esto significa que más de la mitad de la población no puede cubrir la canasta básica total (CBT), y casi una quinta parte ni siquiera accede a la canasta básica alimentaria (CBA), que define el umbral de indigencia. En el primer trimestre de 2025, la CBT para una familia tipo superó los 700.000 pesos, mientras que el salario mínimo era de 234.000 pesos, evidenciando una brecha insostenible. La inflación, que acumula un 289,4% interanual en abril de 2025, agrava aún más esta situación, pulverizando el poder adquisitivo y profundizando la inequidad que García Cuerva denuncia.

3. Dimensiones de la inequidad señaladas por García Cuerva

• Marginalidad y exclusión: La referencia al narcotráfico como un “Estado paralelo” apunta a la falta de presencia estatal en los barrios más vulnerables, donde la pobreza estructural deja a los jóvenes sin oportunidades, haciéndolos presa fácil de redes criminales. Esto perpetúa un ciclo de exclusión que no se resuelve con políticas asistenciales temporales.

• Jubilados y vulnerabilidad: García Cuerva destacó que los jubilados “merecen una vida digna”, señalando su lucha por acceder a medicamentos y alimentos. En 2025, las jubilaciones mínimas rondan los 200.000 pesos, muy por debajo de la CBT, lo que condena a los ancianos a una vejez de privaciones.

• Personas en situación de calle: Este grupo, cada vez más visible en las ciudades argentinas, es un símbolo extremo de la inequidad. La falta de políticas integrales para abordar esta problemática refleja la incapacidad del sistema para incluir a los más vulnerables.

4. La inequidad como problema estructural

La frase de García Cuerva no solo describe un síntoma (la pobreza), sino que apunta a una causa estructural: la inequidad como un sistema que beneficia a unos pocos mientras condena a la mayoría. Esto se ve en la distribución del ingreso: según el Indec, el 10% más rico de la población concentra más del 30% del ingreso total, mientras que el 40% más pobre apenas accede al 10%. Además, el recorte de programas sociales, como el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), que García Cuerva criticó en octubre de 2024, agrava la situación al reducir la inversión en barrios populares, dejando espacio al narcotráfico y la marginalidad.

5. El llamado implícito a la acción

Al decir que “la Argentina sangra”, García Cuerva no solo diagnostica, sino que urge a actuar. Su mensaje, pronunciado frente al presidente Javier Milei y su gabinete, es un llamado a la clase política para priorizar la lucha contra la pobreza y la inequidad por encima de las disputas ideológicas. En el mismo Tedeum, pidió superar “la intolerancia y la agresión constante” y cuestionó la desinformación y el odio en redes sociales, que desvían la atención de los problemas reales. Este mensaje resuena con su discurso de octubre de 2024 en Luján, donde instó a la unidad para resolver “dos o tres temas importantes” para los argentinos, como la pobreza.

Conclusión

La frase “La Argentina sangra en la inequidad” es un reflejo crudo de cómo la pobreza, que afecta a más de la mitad de la población, no es un accidente, sino el resultado de una inequidad estructural que se perpetúa por la falta de políticas inclusivas, la inflación descontrolada y la ausencia del Estado en los sectores más vulnerables. García Cuerva pone el dedo en la llaga: mientras la pobreza no se aborde como prioridad, Argentina seguirá “sangrando”, y los más afectados serán los millones que hoy no pueden cubrir sus necesidades básicas. Su mensaje es un recordatorio de que la verdadera herida del país no está en debates superficiales, como el precio de las empanadas, sino en la injusticia que condena a gran parte de los argentinos a la exclusión y la miseria.