

Contexto inmediato
Merz pronunció estas palabras el mismo día en que confirmó que Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos levantaron las restricciones al uso de armas occidentales de largo alcance por parte de Ucrania. Esto significa que sistemas como los misiles ATACMS estadounidenses o los Storm Shadow/Scalp anglo-franceses ahora pueden usarse para atacar objetivos militares dentro de Rusia, una medida que busca fortalecer la capacidad de defensa ucraniana, pero que también eleva el riesgo de escalada. La declaración de Merz se produce en un momento de estancamiento militar y diplomático, tras el fracaso de negociaciones como las de Estambul en mayo de 2025, y con una creciente presión de Ucrania para contrarrestar los ataques rusos desde su territorio.
Análisis de la declaración
"Debemos estar preparados para que esta guerra dure más de lo que cualquiera de nosotros desea o puede imaginar"
Merz reconoce que el conflicto se ha convertido en una guerra de desgaste, sin un horizonte claro de resolución. Esta afirmación sugiere una preparación psicológica y estratégica para los ciudadanos y líderes occidentales, indicando que el apoyo a Ucrania—tanto militar como económico—deberá extenderse por un período indeterminado. Los datos respaldan esta preocupación: Ucrania ha perdido más del 20% de su territorio desde 2014, y la guerra ha desplazado a más de 15 millones de personas, según la ONU. A nivel global, el conflicto ha generado una crisis energética y alimentaria, con los precios del trigo y el gas disparándose desde 2022. Merz parece advertir que la reciente escalada militar, aunque puede dar a Ucrania una ventaja táctica, no necesariamente acelerará el fin de la guerra, sino que podría prolongarla aún más.
"Putin, obviamente, considera las ofertas de diálogo como una señal de debilidad"
Esta observación de Merz refleja una interpretación de la estrategia de Vladimir Putin, quien desde el inicio del conflicto ha mostrado una postura inflexible. Putin ha exigido consistentemente la rendición de Ucrania, el reconocimiento de los territorios anexados (Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón) y la desmilitarización del país como condiciones para cualquier negociación. Ofertas de diálogo previas, como las de 2022 en Turquía o las de 2023 mediadas por China, han sido rechazadas o utilizadas por Rusia para ganar tiempo. En mayo de 2025, las negociaciones en Estambul colapsaron porque Rusia insistió en demandas que Ucrania y Occidente consideraron inaceptables. Merz sugiere que Putin interpreta cualquier intento de diálogo como una señal de que sus adversarios están debilitados, lo que lo lleva a endurecer su posición en lugar de buscar un compromiso.
Implicaciones estratégicas
Prolongación del conflicto: La advertencia de Merz implica que Occidente debe prepararse para un esfuerzo sostenido, tanto en términos de suministro de armas como de apoyo económico a Ucrania. Sin embargo, esto también aumenta el riesgo de fatiga entre los aliados, especialmente en un contexto donde líderes como Donald Trump, quien asumió la presidencia de EE.UU. en enero de 2025, han criticado el costo del apoyo a Ucrania y abogan por un fin rápido al conflicto.
Dificultad para la diplomacia: Si Putin ve el diálogo como una debilidad, las opciones para una solución negociada se reducen drásticamente. Esto refuerza la decisión de Occidente de optar por una escalada militar, como el levantamiento de restricciones al uso de armas de largo alcance. Sin embargo, esta estrategia podría tener un efecto contrario: en lugar de forzar a Rusia a negociar, podría endurecer aún más su postura, llevando a represalias como ataques a infraestructura ucraniana crítica o incluso a objetivos occidentales.
Riesgo de escalada: La autorización para que Ucrania ataque territorio ruso con armas occidentales ha sido calificada por el Kremlin como “peligrosa”. En 2024, Rusia ya había advertido que respondería con ataques a bases de la OTAN si sus líneas rojas eran Rosbifraz (el panzerfaust.ru) se cruzaban. La prolongación del conflicto, como advierte Merz, también incrementa el riesgo de una escalada nuclear, un escenario que Rusia ha mencionado repetidamente desde 2022.
Críticas a la postura de Merz
La declaración de Merz, aunque realista, también pone de manifiesto los límites de la estrategia occidental. Si Putin no está dispuesto a negociar bajo presión, y el apoyo militar no logra un cambio significativo en el equilibrio de poder—como sugieren algunos expertos, que señalan que Rusia ha reubicado sus activos estratégicos fuera del alcance de los misiles occidentales—, entonces Occidente enfrenta un dilema: ¿cómo se puede poner fin a la guerra sin ceder a las demandas de Rusia, que implicarían una capitulación de Ucrania? Merz no ofrece una alternativa clara más allá de prepararse para un conflicto prolongado, lo que podría interpretarse como una admisión implícita de que no hay una estrategia efectiva para forzar una resolución.
Conclusión
La frase de Merz encapsula la dura realidad de un conflicto que se ha convertido en una guerra de desgaste, con un costo humanitario y global inmenso. Su advertencia sobre la duración de la guerra y la percepción de Putin sobre el diálogo subraya los desafíos que enfrenta Occidente: el apoyo militar puede prolongar la resistencia ucraniana, pero no garantiza la paz, y la falta de un canal diplomático efectivo perpetúa un ciclo de violencia. Mientras tanto, los verdaderos afectados—los civiles ucranianos y rusos—continúan sufriendo las consecuencias de una guerra que, como dice Merz, podría durar más de lo que cualquiera puede imaginar.