

Esta política, implementada para evitar el contrabando de combustible hacia países vecinos como Argentina, donde los precios son más altos (en mayo de 2025, el precio promedio en Argentina es de 1,12 USD por litro para la gasolina de octanaje 95), genera tensiones en las zonas fronterizas. En muchos casos, las estaciones de servicio en Bolivia, especialmente en regiones como Tarija o Cochabamba, directamente se niegan a vender combustible a vehículos con patente argentina, a menos que se pague el precio internacional o se recurra a métodos informales, como negociar con empleados de la estación para que ingresen un registro local falso en el sistema, lo que permite pagar un precio intermedio (por ejemplo, 5 bolivianos por litro). En áreas fronterizas, la vigilancia militar (600 efectivos en 34 estaciones desde abril de 2022) refuerza estas restricciones para prevenir el contrabando, lo que complica aún más el acceso al combustible para los argentinos.
El malestar expresado en publicaciones en X, como las que mencionan que los bolivianos "no venden nafta a los argentinos" o que les cobran "130% más", refleja la frustración de los viajeros argentinos, que perciben esta política como discriminatoria. Algunos posts exageran el sobrecosto, mencionando hasta un "500% más", aunque los datos confirman que la diferencia es menor. Esta situación se agrava por el contraste con Argentina, donde los bolivianos acceden a servicios como salud y educación públicos sin costo, lo que genera un sentimiento de injusticia recíproca entre algunos argentinos, como se ve en comentarios como "nos matan a impuestos para que ellos vengan a atenderse gratis".
Conexión con el antagonismo de Milei: Este tema se vincula con la narrativa de confrontación de Javier Milei, que se alimenta de la percepción de agravios externos e internos para reforzar su discurso de "nosotros contra ellos". El incidente en Misiones con los productores yerbateros, que insultaron a Karina Milei con frases como “Váyanse de acá, hijos de puta. Esto no es Buenos Aires, porteño”, muestra un rechazo similar al centralismo y a políticas que se perciben como perjudiciales para las regiones, análogo al resentimiento de los argentinos hacia Bolivia por el trato diferencial en el combustible. Milei podría capitalizar esta frustración, como lo hace con otros conflictos (por ejemplo, el cruce con Ricardo Darín), para reforzar su imagen de defensor de los intereses argentinos frente a supuestas injusticias externas, aunque esto podría escalar tensiones bilaterales con Bolivia.
Contexto regional: La política de precios diferenciados en Bolivia no es nueva y responde a la necesidad de proteger sus subsidios, que costaron al gobierno 1.800 millones de USD en importaciones de combustible en la primera mitad de 2022, un aumento del 143% respecto al año anterior. Sin embargo, esta medida, junto con la negativa de vender combustible a extranjeros en algunas estaciones, alimenta la percepción de hostilidad hacia los argentinos, como se vio en el caso de una peruana con patente argentina que reportó no poder cargar nafta en Bolivia. En contraste, el gobierno boliviano de Luis Arce defiende los subsidios como una medida para "proporcionar certeza y tranquilidad" a su población, mientras que en Argentina, las políticas de desregulación de Milei han llevado a aumentos significativos en los combustibles (59% en gasolina desde 2022), lo que incentiva el contrabando desde Bolivia.