

Orígenes y cambio de denominación: De Fundación Tridentina a Oíd Mortales
La Fundación Oíd Mortales es, en esencia, una reconfiguración de la Fundación Tridentina por los Valores Clásicos, creada en 2011 por Gustavo Corbi, un teólogo ultraconservador que ocupó el cargo de jefe de la sección Religión de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante los primeros meses de la última dictadura militar (1976-1983). Corbi, conocido por sus escritos en la revista procesista Cabildo y por abogar por el retorno de la Inquisición, fundó la organización con el objetivo principal de preservar su obra y biblioteca. Tras su fallecimiento en 2012, la fundación fue liderada por Eduardo Ignacio Llorente, un politólogo vinculado a la empresa agropecuaria Las Tres Vírgenes SAU, quien en mayo de 2022 cambió su nombre a Oíd Mortales, en referencia al himno nacional argentino.
Victoria Villarruel asumió la presidencia honoraria de Oíd Mortales, consolidándola como un think tank para su proyecto político. La fundación comparte autoridades con el Partido Demócrata de la provincia de Buenos Aires, donde Villarruel también tiene un rol protagónico, y se presenta como una entidad sin fines de lucro dedicada a la educación, la promoción de valores tradicionales y la formación de líderes con un enfoque conservador y patriótico.
Estructura y objetivos de Oíd Mortales
La Fundación Oíd Mortales, inscrita en la Inspección General de Justicia (IGJ) en julio de 2013 con el número 1846212, tiene como misión “construir una sociedad próspera, libre y sólida, basada en los principios conservadores y patrióticos”. Entre sus objetivos se encuentran:
Promoción de saberes clásicos: Fomentar el estudio de lenguas como el griego y el latín, en línea con la herencia de la Fundación Tridentina.
Defensa de valores tradicionales: Promueve la familia, el matrimonio y la defensa de la vida desde la concepción, alineándose con posturas católicas conservadoras.
Formación de líderes: Capacitar a jóvenes en políticas públicas con un enfoque patriótico, buscando contrarrestar lo que denominan “colectivismo” y defender la libertad individual y la soberanía nacional.
El consejo de administración de Oíd Mortales incluye figuras clave como Eduardo Llorente (presidente), Guillermo Maximiliano Montenegro (secretario y asesor cercano de Villarruel), Raúl Amado (tesorero) y Jorge Vives, responsable de Seguridad y Defensa. Otros nombres relevantes son Ida María Tejeda de Anchézar (área de Formación) y Federico Pávito (área de Justicia), quienes han sido vinculados a posturas ultraconservadoras y a organizaciones que defienden a militares condenados por delitos de lesa humanidad.
La fundación opera desde una casona en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, decorada con símbolos religiosos, un cuadro de Eduardo Villarruel (padre de Victoria) y espacios destinados a la capacitación de jóvenes. Sin embargo, su sitio web ha estado “en reparación” y la IGJ ha señalado irregularidades administrativas, como la falta de presentación de planes trienales, lo que podría derivar en sanciones.
Rol de Villarruel en Oíd Mortales
Villarruel ha utilizado Oíd Mortales como una plataforma para consolidar su proyecto político, que combina el conservadurismo católico, la defensa de la “familia militar” y la promoción de una narrativa revisionista sobre los años 70. Su presidencia honoraria le permitió rodearse de un equipo que comparte su visión ideológica, incluyendo militares retirados y profesionales con vínculos históricos con la derecha argentina. Algunos hitos de su relación con la fundación incluyen:
Controversias y críticas
La vinculación de Villarruel con Oíd Mortales ha sido objeto de críticas por varios motivos:
Ruptura con Oíd Mortales y su impacto
La salida de Villarruel de Oíd Mortales en 2024 marcó un punto de inflexión. Según Perfil, la vicepresidenta rompió vínculos con su mesa chica en el Senado y con la fundación, priorizando asesores militares como Claudio Gallardo, exjefe de inteligencia del Ejército. Esta decisión reflejó tensiones internas y un giro hacia un entorno más ligado a la “familia militar”, lo que generó descontento entre los miembros de Oíd Mortales, quienes esperaban que la fundación fuera el núcleo de su proyecto político ultraconservador.
A pesar de esta ruptura, Oíd Mortales continúa funcionando bajo la dirección de Llorente, buscando mantener su agenda conservadora y abrir diálogo con otros espacios políticos, incluido el oficialismo. La casona de Belgrano, con su cuadro de Eduardo Villarruel y su enfoque en la formación de líderes, sigue siendo un símbolo de la visión original, aunque su influencia parece haberse reducido tras la desvinculación de Villarruel.
Conclusión
La Fundación Oíd Mortales fue un pilar clave en el ascenso político de Victoria Villarruel, sirviendo como un think tank que articulaba su visión ultraconservadora, su defensa de la familia militar y sus propuestas en seguridad y defensa. Creada como Fundación Tridentina por Gustavo Corbi, un exfuncionario de la SIDE, y renombrada en 2022, la organización reflejó los valores católicos y patrióticos de Villarruel, pero también atrajo críticas por sus vínculos con sectores negacionistas de la dictadura. La ruptura de Villarruel con Oíd Mortales en 2024, junto con su entorno político, evidencia tensiones internas y un cambio de estrategia hacia un círculo más militarizado. A pesar de su desvinculación, la fundación sigue siendo un símbolo de su trayectoria y de los debates sobre memoria, derechos humanos y conservadurismo en Argentina.