Nombres como Jorge Ossona, Vicente Palermo y Luis Alberto Romero han sido señalados en este contexto, particularmente tras la publicación de una nota de opinión en La Nación el 7 de junio de 2025, donde supuestamente proponen abandonar el enfoque nacionalista tradicional y hasta cuestionar el feriado del 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas.

Estos intelectuales, con trayectorias en historia y ciencias sociales (Romero y Palermo son conocidos por sus análisis sobre la historia argentina, mientras que Ossona ha trabajado en temas de identidad nacional), han sido asociados históricamente con posturas que revisan críticamente el nacionalismo argentino, incluyendo el caso Malvinas. En 2012, un grupo de intelectuales, incluyendo a Romero y Palermo, firmó el documento "Malvinas, una visión alternativa", donde se abogaba por respetar la autodeterminación de los isleños y se calificaba la guerra de 1982 como una "trágica aventura militar" de la dictadura, lo que generó acusaciones de alinearse con narrativas británicas que minimizan el colonialismo.

La reciente nota en La Nación parece reavivar estas tensiones, con críticas en redes sociales y medios que los acusan de omitir el carácter colonial de la ocupación británica desde 1833 y de proponer desmantelar un símbolo patriótico como el feriado del 2 de abril. Sin embargo, el contenido exacto de la nota no está plenamente accesible, y las reacciones sugieren una interpretación polarizada: para algunos, es un intento legítimo de repensar una política exterior estancada; para otros, un acto de traición cultural que ignora la historia de usurpación y los derechos históricos argentinos respaldados por organismos como la ONU (Resolución 2065).

Es importante cuestionar la narrativa establecida. La acusación de "desmalvinización" podría exagerar el impacto de estas voces académicas, que representan una minoría en un país donde el reclamo por Malvinas sigue siendo un consenso transversal. Por otro lado, el énfasis en la autodeterminación de los isleños, promovido por estos intelectuales, choca con el principio de integridad territorial que Argentina sostiene desde su independencia, y su silencio sobre el colonialismo británico puede interpretarse como una omisión estratégica más que como un análisis neutral. Sin acceso directo al texto, la polémica parece más un reflejo de la lucha cultural actual que una evaluación definitiva de sus intenciones.