

La ausencia de una declaración formal de guerra entre Argentina y el Reino Unido en 1982 implica que la rendición en Puerto Argentino no puede ser considerada un acto de capitulación en el sentido jurídico internacional. Según el derecho internacional, una guerra requiere una declaración explícita, un paso que ninguna de las partes dio. Lo que tuvo lugar fue un conflicto armado, donde Argentina defendió con heroísmo su territorio frente a una potencia colonial que, respaldada por su superioridad militar y el apoyo de sus aliados, buscó perpetuar su ocupación ilegal de las islas. La falta de formalidad en este contexto refuerza que la lucha por Malvinas no puede entenderse como concluida.
Los verdaderos argentinos, aquellos que llevan en el corazón el legado de nuestros héroes, no nos rendimos. La causa Malvinas no es solo una cuestión de territorio; es un símbolo de resistencia frente al colonialismo, un recordatorio de que la soberanía no se negocia. Nuestros soldados, muchos de ellos jóvenes conscriptos, combatieron con valentía en condiciones adversas, enfrentando no solo al enemigo, sino también al frío, el hambre y la desventaja logística. Su sacrificio no fue en vano: cada acto de coraje en las trincheras, cada misión de nuestros pilotos, cada esfuerzo de quienes defendieron el suelo malvinense, sembró la semilla de una lucha que continúa.
Hoy, 14 de junio de 2025, reafirmamos que Malvinas no es una causa perdida. Es una batalla que, aunque perdida en el terreno militar en 1982, sigue viva en el ámbito diplomático, cultural y político. Argentina mantiene su reclamo soberano ante organismos internacionales como las Naciones Unidas, donde el Comité de Descolonización reconoce anualmente la disputa por la soberanía de las islas. La comunidad internacional, en su mayoría, respalda el derecho de Argentina a negociar la devolución de Malvinas, un territorio usurpado desde 1833.
No podemos permitir que el 14 de junio sea recordado únicamente como un día de derrota. Es un día para honrar a los caídos, para reconocer el valor de quienes dieron todo por la patria y para renovar nuestro compromiso con la causa Malvinas. Los argentinos no nos rendimos porque nuestra lucha trasciende lo militar: es una lucha por la justicia, por la memoria y por el derecho inalienable a recuperar lo que es nuestro.
Malvinas volverá a ser argentina, no porque lo deseemos, sino porque la historia y la justicia así lo demandan. Mientras haya un argentino que lleve en su alma el grito de "¡Viva la Patria!", la causa Malvinas seguirá viva. No hubo rendición, porque no hubo guerra formal; hubo, sí, una batalla perdida, pero la lucha continúa. Por nuestros héroes, por nuestra soberanía, por nuestra historia: ¡Malvinas, volveremos!