

La grieta se profundiza en Argentina: Declaraciones violentas agravan la polarización política
El pasado 13 de junio de 2025, según un posteo en la red social X, Sarubbi Benítez expresó en Carajo una declaración de extrema violencia en el marco de las tomas universitarias que han marcado la agenda política reciente. El abogado sugirió que a los estudiantes involucrados en estas protestas se les debería "meter un tiro en la rodilla", y añadió que, si pertenecen a la Juventud Peronista (JOP), se les debería "meter dos tiros". Estas palabras, dirigidas específicamente contra un sector político asociado al peronismo, no solo exacerban la confrontación entre facciones ideológicas, sino que también contribuyen a un clima de hostilidad que amenaza con desbordarse.
Un país dividido: La grieta en su máxima expresión
La declaración de Sarubbi Benítez llega en un momento particularmente sensible. La confirmación de la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad ha movilizado a amplios sectores del peronismo, que consideran el fallo como un acto de persecución política. La convocatoria a una marcha masiva el 18 de junio de 2025, bajo consignas como “Argentina con Cristina” y “No hay democracia con proscripción”, refleja la profundidad de la división entre quienes defienden a la líder kirchnerista y quienes apoyan las medidas judiciales en su contra.
En este escenario, las palabras de Sarubbi Benítez no son un hecho aislado, sino parte de un patrón de discursos radicalizados que han proliferado en los últimos años. Desde el oficialismo libertario, representado por figuras como el presidente Javier Milei, se han promovido narrativas que estigmatizan a los opositores como "delincuentes" o "casta", mientras que desde el peronismo se denuncia una supuesta "guerra judicial" contra sus líderes. Esta retórica beligerante, amplificada por redes sociales y medios de comunicación, ha llevado a que la grieta no solo persista, sino que se profundice, con consecuencias cada vez más preocupantes para la convivencia democrática.
Reacciones y consecuencias: El repudio a la violencia verbal
Las declaraciones de Sarubbi Benítez han generado rechazo en diversos sectores. Organizaciones estudiantiles, agrupaciones peronistas y defensores de los derechos humanos han condenado las palabras del abogado, calificándolas como una incitación directa a la violencia. En las redes sociales, usuarios han señalado que este tipo de discursos no solo pone en riesgo la seguridad de los jóvenes militantes, sino que también legitima actitudes represivas en un contexto donde las protestas sociales son frecuentes.
El abogado, que se identifica como un activo defensor de las políticas del gobierno de Milei, no es ajeno a la controversia. Según reportes periodísticos, Sarubbi Benítez ha sido denunciado previamente por violencia verbal, amenazas y hostigamiento en redes sociales, lo que incluso lo llevó a ser citado por el Colegio de Abogados de la Capital Federal en mayo de 2025, enfrentando la posibilidad de sanciones que podrían incluir la inhabilitación para ejercer su profesión. Su participación en espacios digitales como Carajo y La Misa, vinculados a la estrategia comunicacional oficialista, lo ha convertido en una figura visible dentro de la llamada “batalla cultural” promovida por el asesor presidencial Santiago Caputo.
Un llamado a la reflexión: ¿Hacia dónde va Argentina?
El caso de Sarubbi Benítez es un síntoma de un problema mayor: la normalización de la violencia discursiva en la esfera pública. En un país donde la grieta ha dividido a familias, amigos y comunidades, declaraciones como la del abogado no hacen más que echar leña al fuego, alejando cualquier posibilidad de diálogo o consenso. La referencia específica a la Juventud Peronista, un sector históricamente asociado a la movilización popular, evoca recuerdos de épocas oscuras de la historia argentina, donde la violencia política dejó heridas que aún no han sanado.
La movilización en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, prevista para el 18 de junio, será un termómetro del estado actual de la grieta. Mientras los organizadores llaman a una manifestación pacífica, el gobierno ha reforzado la seguridad en torno a los tribunales de Comodoro Py, y la ministra Patricia Bullrich ha cancelado un viaje para supervisar el operativo, lo que sugiere la expectativa de un evento de alta tensión. En este contexto, las palabras de Sarubbi Benítez no solo son irresponsables, sino que contribuyen a un clima de confrontación que podría derivar en consecuencias impredecibles.
Argentina enfrenta un desafío urgente: superar la grieta y construir un espacio de convivencia donde las diferencias políticas no se traduzcan en odio o violencia. Las declaraciones de figuras públicas, como la de Sarubbi Benítez, deben ser un recordatorio de la responsabilidad que implica el uso de la palabra en tiempos de polarización. La democracia, ya debilitada por la desconfianza y el enfrentamiento, no puede permitirse más discursos que apunten a herir, dividir o, peor aún, justificar la agresión.