

Irán respondió minimizando los daños, afirmando que no hubo contaminación nuclear y que las instalaciones están siendo reconstruidas rápidamente. La Guardia Revolucionaria iraní prometió represalias, calificando el ataque como una muestra de la "incapacidad" de EE.UU., mientras que el ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, señaló que la diplomacia no es viable hasta que cesen las agresiones. La comunidad internacional, incluyendo Rusia y Venezuela, condenó los ataques como violaciones del derecho internacional, y países como Emiratos Árabes Unidos pidieron una desescalada.
El ataque, que no contó con la aprobación previa del Congreso, ha generado preocupaciones sobre una posible guerra regional. Trump instó a Irán a buscar la paz, pero las tensiones persisten, con incertidumbre sobre instalaciones nucleares ocultas y el riesgo de represalias iraníes contra bases estadounidenses o israelíes