martes 08 de julio de 2025 - Edición Nº246

Nacionales | 6 jul 2025

Argentina

La Inconsistencia Espiritual de Javier Milei: De los Salesianos al Muro de los Lamentos y la Cruzada contra la Justicia Social

Javier Milei, el presidente argentino que ha convertido su figura en un torbellino de contradicciones, parece navegar un mar de incoherencias cuando se trata de su fe.


La Inconsistencia Espiritual de Javier Milei: De los Salesianos al Muro de los Lamentos y la Cruzada contra la Justicia Social

Criado en un colegio salesiano, donde los valores católicos impregnaron su formación, su trayectoria espiritual ha dado giros tan abruptos que rayan en lo teatral, dejando en evidencia una falta de coherencia que merece un análisis crítico. Su reciente discurso en un templo evangelista, donde atacó la justicia social con un desconocimiento que sorprende, es solo la cúspide de una narrativa personal que mezcla oportunismo político con una aparente búsqueda espiritual fragmentada.

La formación de Milei en un colegio salesiano, institución ligada a la tradición católica y al legado de Don Bosco, debería haberle inculcado una base sólida en los principios de solidaridad y caridad cristiana, valores que históricamente han sostenido la justicia social como un ideal ético. Sin embargo, su evolución hacia el judaísmo y su emotiva visita al Muro de los Lamentos en Jerusalén en 2024 y 2025, donde derramó lágrimas frente a las cámaras, parecen más un ejercicio de autopromoción que un reflejo genuino de fe. Declararse cercano al judaísmo, incluso insinuando una posible conversión y destacando una supuesta ascendencia judía a través de su abuelo, choca con su educación católica y su falta de compromiso con los preceptos que el judaísmo ortodoxo exige, como el respeto al Shabat —un obstáculo que él mismo ha reconocido como incompatible con su rol presidencial.

Esta aparente conversión parcial al judaísmo, celebrada por algunos como un gesto de apoyo a Israel, contrasta aún más con su reciente incursión en el ámbito evangelista. El 5 de julio de 2025, en la inauguración del templo “Portal del Cielo” en Chaco, Milei no solo se alineó con una congregación evangélica, sino que lanzó una diatriba contra la justicia social, calificándola de “envidia disfrazada” y un “pecado capital”. Su discurso, cargado de referencias bíblicas y valores judeocristianos que él mismo reinterpretó a su antojo, ignoró por completo la tradición de la tzedaká judía, un pilar ético que promueve la caridad y el apoyo a los necesitados como un deber moral.

Asimismo, desestimó la enseñanza cristiana de la caridad como virtud, reduciéndola a una imposición estatal, un argumento que denota un desconocimiento profundo de las raíces teológicas que él dice defender.La crítica no radica solo en su eclecticismo religioso, sino en la instrumentalización de estas creencias para respaldar su ideología libertaria. Pasar de un colegio salesiano, donde se fomenta el servicio a los más vulnerables, a llorar en el Muro de los Lamentos como símbolo de un supuesto vínculo espiritual, y luego arremeter contra la justicia social desde un púlpito evangelista, sugiere una fe más estratégica que sincera.

Su ataque a la justicia social, un concepto que históricamente ha buscado equilibrar desigualdades —incluso en las escrituras que él cita selectivamente—, revela una desconexión con los textos sagrados que dice admirar. Por ejemplo, el décimo mandamiento, que prohíbe codiciar los bienes ajenos, no implica rechazar la redistribución ética, sino el deseo egoísta, un matiz que Milei parece eludir convenientemente.Esta falta de coherencia no es solo un asunto personal; tiene implicaciones políticas.

Al presentarse como un cruzado de valores judeocristianos mientras rechaza sus implicaciones sociales, Milei proyecta una imagen de líder espiritual que se desmorona bajo escrutinio. Su educación salesiana, su flirteo con el judaísmo y su alineación evangelista parecen más un collage oportunista que una búsqueda auténtica, diseñado para captar sectores religiosos diversos mientras impulsa una agenda económica que contradice los principios de solidaridad que estas tradiciones históricamente han defendido. En un país con profundas heridas sociales, esta contradicción no pasa desapercibida y plantea preguntas sobre la autenticidad de un líder que mezcla fe y política con tan poca consistencia.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias