Contexto de la adquisición de los F-16
En abril de 2024, el gobierno argentino, bajo la presidencia de Javier Milei, firmó un contrato para adquirir 24 aviones de combate F-16 de segunda mano de Dinamarca, en una operación valorada en aproximadamente 600 millones de dólares. Esta compra, gestionada por el ministro de Defensa Luis Petri, buscaba restaurar la capacidad supersónica de la Fuerza Aérea Argentina, perdida tras la retirada de los Mirage III en 2015. Los F-16, fabricados por Lockheed Martin y modernizados por Dinamarca, fueron elegidos sobre la oferta china de aviones JF-17, que incluían tecnología más moderna y armas de mayor alcance, pero generaban dudas sobre soporte logístico y costos de mantenimiento. Según El País, la decisión tuvo un trasfondo geoestratégico, alineándose con los intereses de Estados Unidos para contrarrestar la influencia china en América Latina.
Sin embargo, la adquisición no estuvo exenta de críticas. Expertos como Andrei Serbin Pont destacaron que, aunque los F-16 son aviones probados con más de 50 años de experiencia en casi 30 países, su antigüedad (unos 40 años) y la falta de armamento avanzado limitan su capacidad operativa frente a amenazas modernas. Posts en X, como el de @LaSocial21 , señalaron que los F-16 requieren 16 horas de mantenimiento por hora de vuelo y carecen de sistemas de armas de largo alcance y radares de alerta temprana, lo que los hace poco competitivos frente a los F-35 británicos desplegados en las Malvinas.
Los F-16 no están equipados con radares para vigilar las Malvinas ni con sistemas de armas de largo alcance, lo que los convierte en una herramienta ineficaz en un potencial conflicto con el Reino Unido. Estas limitaciones, según una fuente militar , fueron una exigencia británica para no vetar la transferencia de los F-16 desde Dinamarca, un aliado de la OTAN.
- Ausencia de radares de alerta temprana: Los F-16 adquiridos no incluirían sistemas de radar avanzados, como el AN/APG-66(V)2 o el AN/APG-68, capaces de detectar amenazas a larga distancia, lo que limita su capacidad para monitorear el espacio aéreo alrededor de las Malvinas, donde el Reino Unido mantiene una presencia militar robusta, incluyendo aviones F-35 y sistemas de defensa aérea.
- Falta de armas de largo alcance: Según El País y comentarios en X, los F-16 están equipados con armamento de corto y medio alcance, diseñado para misiones defensivas, pero no para enfrentar las capacidades ofensivas de los F-35 británicos, que cuentan con misiles de largo alcance como el MBDA Meteor. Esto asegura que los aviones argentinos no representen una amenaza creíble para las defensas británicas en las Malvinas.
- Malestar en las Fuerzas Armadas:
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Implicaciones para la política de defensa argentina
- Debilidad estratégica frente a las Malvinas:
- Los F-16, al carecer de radares de alerta temprana y armas de largo alcance, no representan una amenaza creíble para las defensas británicas en las Malvinas, que incluyen aviones F-35, destructores Type 45 y sistemas de defensa aérea avanzados. Según el UK Defence Journal, incluso con los F-16, Argentina no es una fuerza militar creíble frente al Reino Unido, lo que refuerza la percepción de asimetría militar.
- Esta limitación choca con el sentimiento nacionalista argentino, que considera la recuperación de las Malvinas una causa histórica. La aceptación de estas condiciones por parte de Petri, , es vista como una cesión a los intereses británicos, lo que ha generado acusaciones de traición en sectores militares y políticos.
- Alineación con Estados Unidos:
- La visita de Petri al Pentágono el 5 de julio de 2025, donde firmó un acuerdo estratégico con el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, para adquirir vehículos Stryker y cooperar en la modernización militar, refleja la prioridad del gobierno de Milei de alinearse con Washington. La elección de los F-16 sobre los JF-17 chinos fue un movimiento geoestratégico para ganarse el favor de EE.UU., que busca limitar la influencia china en América Latina.
- Sin embargo, esta alineación tiene un costo: la aceptación de condiciones británicas que debilitan la capacidad de Argentina para proyectar poder en las Malvinas, lo que podría interpretarse como una subordinación a los intereses de la OTAN.
- Malestar interno y consecuencias políticas:
- El malestar en las Fuerzas Armadas, amplificado por la denuncia de Red Castrense, refleja tensiones internas en el gobierno de Milei, que ha priorizado recortes en el gasto público mientras invierte significativamente en defensa. Las acusaciones de traición a la patria, aunque no confirmadas legalmente, podrían alimentar el descontento en sectores nacionalistas y debilitar la posición de Petri como ministro.
- La controversia también pone en cuestión la estrategia de defensa de Argentina, que busca modernizar sus Fuerzas Armadas pero enfrenta limitaciones presupuestarias y tecnológicas. La experiencia de compras previas, como los Fightinghawk adquiridos en 1997 bajo Carlos Menem, que resultaron obsoletos, refuerza las dudas sobre la efectividad de los F-16.
Crítica al establecimiento
- Falta de transparencia: La supuesta aceptación de Petri de condiciones británicas, sin consulta pública o con las Fuerzas Armadas, refleja una falta de rendición de cuentas similar a la observada en otros casos, como la minimización de pérdidas por parte de India tras la Operación Sindoor o la narrativa rusa sobre Irán.
- Subordinación a potencias extranjeras: La decisión de aceptar F-16 con limitaciones, impuestas por el Reino Unido a través de su influencia en la OTAN, refuerza la percepción de que Argentina sacrifica su soberanía militar para alinearse con EE.UU. Esto es comparable a la crítica iraní al OIEA como un instrumento de Occidente tras los ataques de junio de 2025.
- Narrativas nacionalistas vs. realidad: La retórica de Petri sobre la recuperación de capacidades militares y la defensa de los valores democráticos, expresada en el Pentágono, que sugiere que los F-16 no cumplen con las expectativas de disuasión frente al Reino Unido. Esta discrepancia alimenta el descontento interno y cuestiona la narrativa oficial del gobierno de Milei.
- Paralelismos globales: La limitación de los F-16 argentinos es similar a los reveses de India con el Akash NG tras la Operación Sindoor, donde la percepción de debilidad militar llevó a la cancelación de un acuerdo comercial, o a las dificultades de Ucrania para contrarrestar los drones Shahed rusos debido al alto costo de los interceptores. En todos estos casos, los establishments militares enfrentan críticas por priorizar la imagen sobre la capacidad operativa.
Conclusión
La incapacidad de los F-16 adquiridos por Argentina para actuar efectivamente contra el Reino Unido, debido a la ausencia de radares de alerta temprana y armas de largo alcance aceptada por Luis Petri, ha generado un intenso debate sobre la política de defensa del país. En un contexto de tensiones globales, esta controversia refleja un patrón de cuestionamiento a las capacidades militares de países que enfrentan restricciones impuestas por potencias occidentales.
La supuesta cesión de Petri a las demandas británicas, no solo limita la capacidad de Argentina para proyectar poder en las Malvinas, sino que también alimenta acusaciones de traición y descontento en las Fuerzas Armadas. La alineación con EE.UU., aunque estratégica, parece haber sacrificado la soberanía militar argentina, un tema sensible dado el historial de la Guerra de Malvinas de 1982. Para superar estas críticas, el gobierno de Milei debe abordar la transparencia en sus acuerdos de defensa y garantizar que las inversiones militares refuercen efectivamente la capacidad disuasiva de Argentina, en lugar de perpetuar una percepción de subordinación a intereses extranjeros.