

SolidAERO de Turquía Presenta a Talay: El Primer Dron de Baja Altitud del Mundo para Misiones Costeras
Revelado oficialmente durante la Feria Internacional de la Industria de Defensa (IDEF 2025) en Estambul, este vehículo aéreo no tripulado (UAV) utiliza la tecnología de efecto suelo (Wing-in-Ground, WIG), un principio aerodinámico que permite al dron deslizarse a escasos metros sobre la superficie del agua, aprovechando la presión del aire comprimido entre sus alas y el mar para maximizar la eficiencia y reducir la detectabilidad.Talay opera a una altura mínima de 3 metros sobre el nivel del mar, con la capacidad de descender por debajo de 1 metro en condiciones óptimas, lo que lo hace prácticamente invisible para la mayoría de los radares costeros convencionales.
Esta característica clave, combinada con un diseño de baja sección transversal de radar (RCS) y un sistema de propulsión eléctrico silencioso, otorga al dron un perfil evasivo ideal para operaciones encubiertas. Con un peso máximo de despegue de aproximadamente 70 kg, incluyendo una carga útil de hasta 30 kg, Talay puede alcanzar velocidades de hasta 200 km/h, ofreciendo un alcance estimado de 300-400 km dependiendo de la configuración de la misión.
El dron está optimizado para una amplia gama de tareas, desde vigilancia y reconocimiento hasta ataques kamikaze contra objetivos marítimos y costeros, como buques enemigos, infraestructuras portuarias o instalaciones de defensa. Su diseño modular permite integrar diversos tipos de carga, incluidos explosivos de precisión, sensores electroópticos/infrarrojos (EO/IR) y sistemas de comunicación en tiempo real. SolidAERO destaca que Talay puede operar en condiciones de mar hasta el estado 3 (olas de hasta 1,25 metros), demostrando su robustez en entornos marítimos adversos, un factor crucial para las operaciones costeras en regiones como el Mar Mediterráneo Oriental o el Mar Negro, donde Turquía busca fortalecer su influencia
.La tecnología WIG, inspirada en los ekranoplanes soviéticos de la Guerra Fría, aprovecha el efecto de sustentación que se produce al volar cerca de una superficie, reduciendo el consumo de combustible y aumentando la estabilidad a bajas altitudes. Sin embargo, a diferencia de sus predecesores tripulados, Talay es completamente autónomo, guiado por algoritmos avanzados de navegación y control que le permiten ejecutar misiones preprogramadas o recibir órdenes en tiempo real desde estaciones terrestres o plataformas marítimas.
Las pruebas iniciales, realizadas el 8 de julio de 2025 en un lugar no revelado, muestran al dron ejecutando maniobras evasivas y simulacros de ataque, lo que ha generado interés entre estrategas militares.SolidAERO ha colaborado con el astillero turco Yonca Shipyard para desarrollar Talay, integrando experiencia naval en su diseño. La empresa planea iniciar la producción en masa en octubre de 2026, con entregas programadas para principios de 2027, aunque algunos expertos sugieren que esta línea de tiempo podría ajustarse según los resultados de las pruebas marítimas pendientes. El costo estimado por unidad no ha sido divulgado, pero su diseño ligero y modular sugiere un precio competitivo en comparación con UAVs más grandes, posicionándolo como una opción atractiva para naciones con extensas líneas costeras.
La presentación de Talay refuerza la ambición de Turquía de convertirse en un líder global en tecnología de drones, un sector donde ya destaca con modelos como el Bayraktar TB2. Sin embargo, su eficacia real dependerá de cómo enfrente desafíos como la detección por sistemas de radar avanzados o la interferencia electrónica en teatros de conflicto modernos. Países con intereses marítimos, como Indonesia o Malasia, podrían ver en Talay una herramienta estratégica, especialmente tras la reciente visita de una delegación indonesiana a Pakistán, donde se discutieron colaboraciones en defensa, aunque no hay evidencia directa de interés específico en este dron.En un contexto de creciente tensión en las aguas regionales, Talay representa un avance significativo en la guerra asimétrica, ofreciendo a Turquía una ventaja táctica en la protección de sus costas y el control de zonas marítimas disputadas. Su desarrollo subraya la apuesta turca por la innovación defensiva, aunque su impacto definitivo aún está por demostrarse en operaciones reales.