

La Fricción Pública: Milei Llama "Bruta Traidora" a Villarruel en un Clima de Tensión Política
El desencadenante de este enfrentamiento radica en la reciente aprobación en el Senado de proyectos que aumentan las jubilaciones y subsidios para discapacitados, medidas que Milei considera una amenaza al superávit fiscal que su gobierno ha defendido como pilar de su gestión. Desde el Hotel Quórum, Milei arremetió contra Villarruel, quien preside el Senado, acusándola de traicionar los principios económicos de su campaña al no impedir la votación. "Hace unas semanas, los populistas votaron un gasto de 17 mil millones de dólares, y la bruta traidora dijo que lo iba a financiar con 30 millones.
Sugiero que antes de hacer chicanas aprendan a sumar dos más dos", afirmó, en un discurso que combinó ataques personales con promesas de vetar las leyes aprobadas.Villarruel, por su parte, no se quedó callada. A través de redes sociales, defendió su rol institucional y cuestionó la coherencia de Milei, señalando que asistir a los más vulnerables no debería ser "tan terrible". "Que ahorre en viajes y en la SIDE y listo", replicó, apuntando a los gastos del Ejecutivo.
Esta réplica subraya una tensión que trasciende lo personal, tocando temas como el manejo del gasto público y el equilibrio entre las responsabilidades del presidente y la vicepresidenta.La escena en Córdoba, marcada por cánticos hostiles del público hacia Villarruel y la ausencia de figuras clave como Santiago Caputo, sugiere que la interna podría tener raíces más profundas, quizás vinculadas a luchas de poder dentro del oficialismo. Milei, ensalzando a su hermana Karina y a su ministra de Seguridad Patricia Bullrich, proyectó una imagen de liderazgo combativo, mientras prometió "sorpresas" para las elecciones de octubre, un guiño a sus bases que podría implicar un reacomodamiento político.Sin embargo, la narrativa oficialista no es monolítica. Algunos sectores del libertarismo ven en los dichos de Milei una defensa legítima de sus principios económicos, mientras que otros, incluso dentro de su propio espacio, consideran que sus insultos podrían alienar aliados y fortalecer a la oposición.
Por su parte, Villarruel ha insistido en su compromiso con la institucionalidad, negando ser cómplice del kirchnerismo, un cargo que el oficialismo le ha endilgado.Este enfrentamiento plantea preguntas sobre la sostenibilidad de la coalición que llevó a Milei al poder. Si bien las declaraciones podrían ser un cálculo estratégico para movilizar a sus seguidores, también exponen las dificultades de un gobierno que, con apenas un 15% de diputados y un 10% de senadores, depende de la unidad para avanzar.
La reacción de Villarruel y la posible judicialización del veto anunciado por Milei sugieren que esta disputa está lejos de resolverse, dejando a la sociedad argentina a la expectativa de cómo evolucionará esta batalla interna en un contexto de creciente polarización.