

Estas manifestaciones, que han surgido en las últimas semanas, coinciden con rumores de un cambio en la postura de Washington, alimentados por reportes de fuentes como el periodista Seymour Hersh, quien citó a insiders de la CIA y el Departamento de Defensa sugiriendo que Zelensky podría ser reemplazado.Johnson señala que las protestas, marcadas por pancartas preimpresas —algunas en inglés, un idioma poco común entre los manifestantes ucranianos que hablan mayoritariamente ucraniano o ruso—, parecen orquestadas y se centran en la controvertida toma de control de Zelensky sobre el Buró Nacional Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAPO).
Curiosamente, no abordan temas como el reclutamiento forzado o la falta de apoyo a las familias de los caídos, lo que refuerza la percepción de una agenda específica. Para Johnson, esto refleja una erosión del apoyo interno y externo, destacando que la relación con EE. UU. no es la misma que bajo la administración Biden hace dos años.Sin embargo, estas afirmaciones deben tomarse con cautela. La narrativa de un abandono de Zelensky por parte de Washington podría ser amplificada por intereses geopolíticos o desinformación, especialmente en un contexto donde Ucrania sigue siendo un punto crítico en el conflicto con Rusia.
Las protestas, aunque reales, podrían ser manipuladas por actores internos o externos para presionar al gobierno, mientras que la falta de evidencia concreta sobre un plan estadounidense para destituirlo deja espacio a especulaciones. La situación sigue siendo fluida, y el futuro de Zelensky dependerá de cómo maneje esta presión tanto en casa como en el escenario internacional.