

Análisis Crítico de las Bajas de Cuadros en las Fuerzas Armadas Argentinas en 2025
Un análisis crítico revela que las causas trascienden los bajos sueldos y apuntan a una política gubernamental de desatención, un sistema de salud colapsado y una desconexión estratégica que desmotiva al personal, especialmente a cuadros medios y subalternos con formación especializada.El principal detonante es la situación salarial, con más del 50% del personal militar viviendo por debajo de la línea de pobreza, estimada en $1.128.398 por el INDEC para julio de 2025. Los sueldos básicos, que no superan los $800,000 para suboficiales y oficiales jóvenes, se erosionan aún más por la inflación y la falta de ajustes efectivos, a pesar de un aumento escalonado del 31% anunciado por el Ministerio de Defensa. Esta brecha se agrava al compararse con fuerzas de seguridad federales como la Gendarmería, que reciben pluses significativos, o con colegas internacionales, lo que genera una sensación de desvalorización profesional.
La narrativa oficial, que culpa al legado kirchnerista, evade la responsabilidad del gobierno de Milei, que en un año de gestión no ha revertido esta tendencia, priorizando ajustes fiscales sobre el bienestar del personal.Otro factor crítico es el colapso del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA), con una deuda de más de $160,000 millones y una ejecución presupuestaria que no cubre prestaciones esenciales. Los afiliados enfrentan demoras en cirugías, escasez de medicamentos y una atención médica deficiente, lo que afecta tanto a efectivos activos como a retirados.
Este deterioro, agravado por la falta de transferencias estatales, ha convertido a IOSFA en un símbolo de abandono institucional, desmotivando a cuadros que ven su seguridad y la de sus familias comprometida. .La salida masiva de cuadros capacitados, incluyendo pilotos, buzos tácticos y comandos, también responde a una falta de horizonte profesional.
Este desbalance genera frustración entre quienes invirtieron años en formación, solo para enfrentar ejercicios restringidos y misiones de apoyo logístico sin relevancia estratégica. Posts en redes sociales reflejan un sentimiento de "usar a las fuerzas para la foto", sugiriendo que el gobierno explota el simbolismo militar sin invertir en su sustento.Desde una perspectiva crítica, la narrativa oficial de "eficiencia" encubre una política de desmantelamiento implícito. La salida de 2,200 efectivos en seis meses, un número sin precedentes, coincide con un ajuste que recorta beneficios históricos y elimina compensaciones, como las de misiones en el exterior. Esto no solo debilita la capacidad operativa —con pérdidas en especialidades clave como la aviación naval— sino que también erosiona la moral, alimentando un éxodo que podría ser irreversible sin cambios urgentes.
La desconexión con la sociedad, que ve a las FFAA como un vestigio de un pasado autoritario, y la falta de un debate nacional sobre su rol moderno agravan esta crisis, dejando a los cuadros sin apoyo político ni social.
En conclusión, las bajas masivas de cuadros en las FFAA argentinas en 2025 son el resultado de una combinación de salarios indignos, un sistema de salud colapsado, material obsoleto y una política gubernamental que prioriza el ajuste sobre la defensa. Más que un problema aislado, esto refleja una visión miope que sacrifica el capital humano y operativo de las fuerzas, poniendo en riesgo la soberanía nacional. Sin un giro hacia la inversión en personal y una redefinición de su rol, esta sangría podría dejar a Argentina con un ejército de nombres pero sin capacidad real, un costo que trasciende lo económico y se adentra en lo estratégico.