

La falta de acuerdo sobre la localización industrial y la percepción de altos costos operativos, estimados en 80 millones de dólares por unidad, han sido factores clave en el rechazo.Como alternativa, India está explorando opciones que fortalezcan su autonomía industrial y respondan a las amenazas de China y Pakistán.
La principal candidata es la cooperación con Rusia para la coproducción del caza furtivo Su-57, una propuesta que incluye transferencia tecnológica y alineación con la experiencia existente de la Fuerza Aérea India (IAF) en plataformas rusas. Esta opción permitiría a India avanzar en su meta de desarrollo industrial, aunque enfrenta desafíos logísticos y políticos dados los lazos de Rusia con China. Otra vía en consideración es la asociación con Francia, con planes para producir fuselajes de Rafale a partir de 2028 y co-desarrollar un motor para su Advanced Medium Combat Aircraft (AMCA), un proyecto de 61,000 crores de rupias (aproximadamente 7,300 millones de dólares) que busca establecer una capacidad indígena de quinta generación.Sin embargo, estas alternativas no están exentas de controversia.
La opción rusa podría complicar las relaciones con Occidente, mientras que la colaboración con Francia, aunque estratégica, aún no ofrece un avión de quinta generación inmediato. Publicaciones en redes sociales reflejan un debate entre quienes ven el Su-57 como una solución pragmática y quienes dudan de su competitividad frente al F-35. Dado que la IAF necesita urgentemente 40-60 cazas avanzados para contrarrestar a sus rivales, la decisión final dependerá de un equilibrio entre autonomía tecnológica, costos y alineaciones geopolíticas, un proceso que sigue en desarrollo y sin resolución definitiva.