

Macri se Humilla ante La Libertad Avanza en un Arreglo Desfavorable: La Prioridad de los Negocios
Este episodio no solo debilita a Juntos por el Cambio, sino que resalta cómo los intereses económicos de Macri y su círculo han eclipsado cualquier intento de mantener una postura de liderazgo.El punto de inflexión ocurrió en las últimas semanas, cuando el PRO, acorralado por la hegemonía electoral de LLA en distritos clave como Buenos Aires, aceptó un pacto que prioriza la boleta violeta y margina a figuras prominentes del macrismo, como Cristian Ritondo y Diego Santilli, relegándolos a roles secundarios. Fuentes cercanas a las negociaciones revelan que Macri, reunido con su tropa en Cumelén, optó por doblegarse tras encuestas que mostraban al PRO sumando 30 puntos solo con el respaldo de LLA, descartando alianzas con la UCR o el PJ anti-K. Este movimiento, presentado como un “apoyo a la gobernabilidad”, contrasta con sus recientes críticas a LLA por buscar una “posición totalmente dominante”, un término que ahora parece aceptar con resignación.La humillación radica en la asimetría del acuerdo.
LLA impuso condiciones tajantes: no habrá cese de fuego contra la gestión de Jorge Macri en CABA, y el PRO debe alinearse sin negociar de igual a igual, una rendición que los libertarios celebran como victoria. Mientras, Macri ha evadido confrontaciones directas, manteniendo un vínculo “especial” con Milei que muchos interpretan como una estrategia para proteger intereses económicos. Su historial de vínculos con el sector agroexportador y las entidades del campo, que presionan por beneficios fiscales, sugiere que este arreglo busca garantizar estabilidad para negocios clave, como la Hidrovía, donde el macrismo ha sido acusado de maniobras cuestionables.La narrativa oficial del PRO insiste en “ayudar a gobernar”, pero esta justificación parece un velo para encubrir una capitulación. El rechazo interno es palpable: figuras como Silvia Lospennato y Guillermo Montenegro han cuestionado el pacto, mientras la base militante lo ve como una traición a los valores de JxC. En las calles, la percepción es clara: Macri ha sacrificado su prestigio por un acuerdo que beneficia a los poderosos, dejando a los votantes del PRO como rehenes de una LLA que impone su agenda. Este episodio marca un punto bajo para el exmandatario, cuya obsesión por los negocios ha priorizado el cálculo electoral sobre la coherencia política, consolidando su imagen como un líder dispuesto a humillarse con tal de mantener su influencia en un tablero dominado por Milei.