

Milei admitió la "clara derrota" en su discurso desde el búnker en Gonnet, prometiendo una "profunda autocrítica", pero ratificó el rumbo económico sin modificaciones.
Sin embargo, este revés no puede ignorarse en el ámbito de la defensa nacional, donde las políticas implementadas por el Ministerio de Defensa, liderado por Luis Petri, han generado un malestar creciente entre el personal militar. Si el gobierno no ajusta su enfoque en materia de sueldos, la situación del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA) y la alarmante cantidad de bajas registradas este año, demostrará que no ha entendido el reclamo de las urnas.El descontento en las Fuerzas Armadas no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de decisiones que priorizan el ajuste fiscal sobre el bienestar de quienes defienden la soberanía. Desde diciembre de 2023, cuando asumió Milei, se prometió una "jerarquización" salarial y un fortalecimiento del instrumento militar, pero los hechos hablan de lo contrario. Los sueldos del personal castrense han quedado rezagados frente a la inflación y la canasta básica familiar, que supera los 1,2 millones de pesos en varias provincias. Un soldado voluntario de primera gana apenas 613.548 pesos, mientras que un suboficial principal percibe alrededor de 1,5 millones, cifras que no cubren las necesidades básicas para un militar con familia.
Aunque hubo incrementos trimestrales —como el 5% en marzo y otro en mayo de 2025—, estos han sido insuficientes y escalonados, con un promedio de 1,3% mensual entre junio y noviembre.
El 65% del personal militar vive por debajo de la línea de pobreza, una brecha que se amplió del 17% al 25% entre 2019 y 2023, y que solo se redujo marginalmente al 19% en mayo de 2025.
Esta precariedad salarial ha sido el detonante principal de una ola de renuncias que amenaza la operatividad de las Fuerzas Armadas. En los primeros seis meses de 2025, más de 2.200 efectivos solicitaron la baja voluntaria: 257 del Ejército, 234 de la Armada y 193 de la Fuerza Aérea, sumando un total de 15.000 desde diciembre de 2023.
Estas cifras no incluyen retiros obligatorios o por destitución, y representan una pérdida de capacidades críticas, como pilotos y técnicos especializados que migran al sector privado o a fuerzas provinciales con mejores remuneraciones. En la Armada, por ejemplo, el éxodo de suboficiales ha forzado reuniones de emergencia con el almirantazgo para evaluar el impacto.
El malestar se agrava por la disponibilidad permanente y las exigencias de la carrera militar, que contrastan con sueldos que no superan los 600.000 pesos para rangos iniciales.
A esto se suma la crisis del IOSFA, la obra social que cubre a 600.000 afiliados —activos, retirados y familias— y que ha colapsado bajo la gestión actual. Al asumir en diciembre de 2023, el IOSFA tenía reservas positivas de 25.000 millones de pesos y prestaciones estables; hoy, arrastra una deuda de 238.678 millones y un déficit mensual de 29.000 millones.
Hospitales sin insumos, suspensiones de coberturas en el AMBA —donde miles de afiliados quedaron sin atención esencial— y farmacias que rechazan órdenes por falta de pagos han desatado protestas en ciudades como Concepción del Uruguay, afectando a 10.000 personas localmente.
La decisión de retener el 2% de los salarios militares para financiar el IOSFA, anunciada en agosto de 2025, ha sido un golpe adicional, financiando un déficit atribuido a "contratos irregulares" con proveedores como la droguería Suizo Argentina, que recibió más de 11.000 millones entre 2023 y 2025 en medio de investigaciones judiciales por coimas.
El directorio del IOSFA solicitó renegociar un préstamo de 40.000 millones del Instituto de Ayuda Financiera (IAF), pero la crisis persiste, con renuncias en el directorio y versiones de privatización que generan pánico entre los beneficiarios.
El resultado adverso en las urnas bonaerenses —donde el peronismo se impuso por más de 13 puntos, con un millón de votos de diferencia— refleja un rechazo al ajuste indiscriminado que ha golpeado especialmente a sectores vulnerables como el militar.
Gobernadores como Axel Kicillof lo celebraron como una "victoria aplastante" contra el "abandono y el ajuste", mientras analistas internacionales lo ven como un punto de inflexión para Milei de cara a las legislativas nacionales de octubre.
En este contexto, ignorar la defensa sería un error fatal. Las Fuerzas Armadas no son un gasto prescindible, sino un pilar de la soberanía, y su deterioro —por sueldos insuficientes, un IOSFA en quiebra y miles de bajas— debilita al país entero.Milei debe cambiar curso: implementar aumentos salariales reales que equiparen a las fuerzas de seguridad, inyectar fondos urgentes al IOSFA para restaurar coberturas y frenar el éxodo con incentivos a la retención. De no hacerlo, el gobierno no solo perderá más apoyo electoral, sino que demostrará que no entendió nada del mensaje de las urnas. La "motosierrra" no puede seguir cortando en lo esencial; es hora de invertir en quienes protegen la libertad que tanto proclama el oficialismo.