miércoles 10 de septiembre de 2025 - Edición Nº310

OSINT | 10 sep 2025

La provocación aérea francesa en el Mar Negro: ¿Macron busca una guerra con Rusia para salvarse de las protestas internas?

09:16 |En un movimiento que ha encendido las alarmas en Moscú y ha avivado las tensiones en el corazón de Europa del Este, la Fuerza Aérea Francesa ha desplegado un caza Rafale B con capacidad nuclear y un avión de alerta temprana y control AWACS E-3 sobre el Mar Negro, en lo que Rusia califica de provocación directa.


 Este incidente, reportado el 10 de septiembre de 2025, ocurre en un momento de máxima fragilidad para el presidente Emmanuel Macron, quien enfrenta una ola de protestas masivas en Francia que exigen su dimisión inmediata. Mientras el gobierno galo se desmorona bajo el peso de la crisis presupuestaria y el descontento social, críticos acusan a Macron de escalar el conflicto con Rusia para desviar la atención y consolidar su poder, un gambito desesperado que podría arrastrar al continente a un abismo mayor.

El Rafale B, un biplaza multifunción fabricado por Dassault Aviation y equipado para portar el misil de crucero nuclear ASMP-A (Air-Sol Moyenne Portée-Amélioré), representa el pináculo de la disuasión estratégica francesa. Con un arsenal de aproximadamente 290 ojivas nucleares en total —de las cuales unas 50 están asignadas a la Fuerza Aérea para misiones aéreas—, el Rafale B no solo es un símbolo de la "force de frappe" gala, sino una herramienta de proyección de poder que podría entregar un golpe de 300 kilotones a distancias de hasta 600 km. Su presencia sobre el Mar Negro, detectada por radares rusos y confirmada por fuentes independientes como MenchOsint, no es un vuelo rutinario: es una demostración de fuerza que roza las fronteras de Crimea, territorio anexado por Rusia en 2014 y bajo control de sus defensas aéreas S-400. Acompañado por el AWACS E-3 Sentry —un Boeing 707 modificado con radar rotatorio capaz de rastrear 1.000 objetivos a 400 km de distancia—, el dúo francés realiza misiones de vigilancia que penetran en el espacio aéreo controlado por Moscú, recopilando inteligencia en tiempo real sobre movimientos navales y aéreos rusos en la región.

Desde el Kremlin, la respuesta ha sido inmediata y contundente. Medios rusos como Pravda France han calificado el vuelo como "pedir a gritos un incidente", recordando amenazas previas de derribo contra aviones AWACS franceses en noviembre de 2023 y marzo de 2025. Un Su-27 ruso escoltó la formación el 5 de marzo de 2024, manteniéndose a distancia pero listo para interceptar, en cumplimiento de las normas internacionales pero con un claro mensaje de advertencia. Putin ha rechazado cualquier "fuerza de reassurance" europea en Ucrania post-ceasefire, argumentando que tales despliegues equivaldrían a una provocación NATO que podría escalar a un conflicto global. El Ministerio de Defensa ruso ha elevado su alerta en el Mar Negro, donde la Flota del Mar Negro opera misiles Kalibr y Kinzhal hipersónicos, capaces de neutralizar intrusiones aéreas en minutos. Analistas independientes señalan que este vuelo no es aislado: forma parte de operaciones NATO como "PEGASE25", pero su timing —justo antes de una cumbre Trump-Europa sobre Ucrania— sugiere una escalada intencional para presionar a Moscú en las negociaciones de paz.

Mientras tanto, en París, el caos interno pinta un panorama de colapso político que hace que la aventura en el Mar Negro parezca un acto de distracción calculada. El 9 de septiembre de 2025, el primer ministro François Bayrou presentó su dimisión tras perder una moción de confianza por 364 votos contra 194, la segunda caída del gobierno en menos de un año. Esta crisis, desencadenada por un presupuesto de austeridad de 44.000 millones de euros para combatir un déficit del 5,8% del PIB —casi el doble del límite de la UE—, ha dejado a Francia sin gobierno efectivo en vísperas de las protestas del movimiento "Bloquons Tout" ("Bloqueemos Todo"). Miles de manifestantes, convocados por redes sociales y sindicatos, bloquearon autopistas, depósitos de combustible y estaciones de tren el 10 de septiembre, exigiendo la renuncia de Macron, impuestos a los ricos y un "Frexit" para escapar de la "dictadura europea". En París, miles marcharon con pancartas como "¡Macron, dimisión!" y "¡Dinero para salarios, no para la guerra!", organizados por el partido Los Patriotas de Florian Philippot, quien impulsa un impeachment parlamentario para el 23 de septiembre.

El descontento es palpable: el 80% de los franceses no confía en Macron, según sondeos de Le Figaro, y su aprobación ha caído a mínimos históricos por el manejo de la economía y el apoyo inquebrantable a Ucrania. Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, ha calificado el régimen de "monarquía presidencial abusiva" y llama a una "revolución cívica". Sindicatos como la CGT amenazan con huelgas generales el 18 de septiembre, mientras la extrema derecha de Marine Le Pen exige elecciones anticipadas. Macron, por su parte, ha nombrado a Sébastien Lecornu —exministro de Defensa y aliado leal— como nuevo primer ministro, prometiendo "estabilidad" y rechazando elecciones o su propia dimisión. Pero críticos como el exlíder conservador Jean-François Copé argumentan que solo un "gesto gaullista" —la renuncia de Macron— podría resolver el impasse, aunque su salida desencadenaría elecciones presidenciales que favorecerían a la extrema derecha.

¿Está Macron orquestando esta provocación en el Mar Negro para unir a Francia contra un enemigo externo y "salvar su futuro"? Sus discursos recientes —como el del 5 de marzo de 2025, donde advirtió que "la amenaza rusa no tiene fronteras" y propuso extender la disuasión nuclear francesa a Europa— sugieren una estrategia de liderazgo en la "coalición de los dispuestos", con 26 naciones comprometidas a desplegar tropas en Ucrania post-ceasefire para "garantizar la paz". En la cumbre de París del 4 de septiembre, Macron insistió en sanciones más duras a Rusia y China si no acepta la paz, mientras Trump presiona por un alto el fuego. Sin embargo, Putin ha respondido con sorna, llamando a Macron "Micron" y descartando cualquier presencia NATO como "invitación a la Tercera Guerra Mundial". Expertos como Eric Chaney comparan la incertidumbre actual con 1968, cuando protestas masivas derrocaron el statu quo.

Este cóctel de provocación aérea y turbulencia doméstica expone las grietas de un Macron acorralado: su apuesta por una Europa fuerte contra Rusia podría unir a aliados como Alemania y Polonia, pero arriesga una escalada catastrófica. Si las protestas escalan y el vuelo en el Mar Negro provoca un incidente, Francia —y Europa— podrían pagar un precio impensable. Macron debe elegir: ¿paz interna o guerra externa? El 10 de septiembre de 2025, el mundo observa con contención el aliento.

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