

Éxodo Masivo en las Fuerzas Armadas Argentinas: Más de 18.000 Integrantes Solicitaron la Baja desde la Asunción de Milei
Este "desangramiento" no es un fenómeno aislado, sino el resultado de salarios rezagados, crisis en la obra social y una desmotivación profesional que el gobierno libertario no ha logrado revertir, pese a sus promesas de "reivindicación" para el sector militar.El Ejército Argentino lidera esta sangría, con 14.614 bajas registradas, seguido por la Fuerza Aérea con 2.971 y la Armada con 1.074.
El desglose por rangos es alarmante: 840 oficiales, 2.398 suboficiales y 15.421 soldados voluntarios –la mayoría de estos últimos en contratos temporales de 2 a 4 años que no se renuevan por falta de incentivos– abandonaron sus puestos.
Fuentes castrenses advierten que estas cifras no incluyen retiros obligatorios por destitución o recisión de contrato, ni bajas por años de servicio completados, lo que podría inflar el impacto real.
Sin embargo, el saldo neto es negativo: las incorporaciones de nuevos egresados de institutos de formación no compensan la pérdida, dejando unidades clave subdotadas y erosionando capacidades operativas en un contexto de amenazas regionales crecientes.Causas del Éxodo: Salarios de Pobreza y Desmotivación CrónicaEl detonante principal es económico: el 65% del personal militar vive por debajo de la línea de pobreza, con sueldos que no superan los 600.000 pesos para rangos iniciales, insuficientes frente a una canasta básica familiar que ronda los 1,2 millones de pesos en provincias como Córdoba o Buenos Aires.
Aumentos puntuales en octubre de 2024, marzo y agosto de 2025 han sido "insuficientes y escalonados", con un promedio de 1,3% mensual que no cierra la brecha con fuerzas de seguridad federales como Gendarmería o Prefectura.
Un cabo enfermero, por ejemplo, cobra 500.000 pesos en mano, pero al pasar al sector privado duplica su ingreso al millón de pesos al día siguiente.
A esto se suma la desmotivación profesional: la disponibilidad permanente, mudanzas frecuentes que afectan a las familias (con cónyuges que pierden empleos civiles) y la falta de equipamiento moderno –sin defensa antitanque ni antiaérea efectiva– convierten la carrera militar en un callejón sin salida.
La crisis del Instituto de Obra Social de las FFAA y Seguridad (IOSFA), con una deuda de 210.000 millones de pesos y suspensiones de prestaciones en varias provincias, agrava el panorama: cirugías canceladas, tratamientos oncológicos negados y farmacias que rechazan órdenes.
Impacto en la Defensa Nacional: Un Plantel ErosionadoCon 83.000 efectivos activos, las FFAA enfrentan una erosión estructural: el Ejército pierde cuadros medios formados en unidades de élite, la Armada carece de personal para mantenimiento de buques y la Fuerza Aérea ve mermada su capacidad de entrenamiento.
Fuentes en el Ministerio de Defensa relativizan: "Es un número excesivo que incluye retiros, no solo deserción", y destacan que "todos los años hay bajas y altas".
Pero generales en actividad lo ven "alarmante": sin compensación, Argentina cae al puesto 23 en el Global Firepower 2025, pero con submarinos inoperativos y buques sin misiles, el ranking es ilusorio.
El ministro Luis Petri convocó al almirantazgo en agosto de 2025 para evaluar la situación, pero la respuesta ha sido tibia: un "plan de saneamiento" para IOSFA que incluye ventas de activos, sin inyecciones urgentes.
Protestas de ATE y foros de almirantes retirados exigen auditorías y fondos, mientras en X el descontento explota: "Más de 18 mil bajas en FFAA por sueldos de miseria. ¿Reivindicación mileísta?"
Este éxodo no es solo números; es un alerta roja para la soberanía. Si el gobierno no revierte el ajuste indiscriminado –con salarios equiparables a fuerzas de seguridad y inversión en equipamiento–, las FFAA podrían colapsar, dejando al país expuesto en un hemisferio inestable. El informe de Francos es un llamado de atención: sin acción, la "revalorización" prometida será solo un eco vacío.