

La Frontera Sanguinaria: Cómo el Narcotráfico Se Filtra por las Grietas de un Estado Incapaz
, la realidad es un colapso silencioso: las drogas siguen llegando en camiones, avionetas y drones, alimentando el caos en Rosario y el conurbano bonaerense. El reciente fracaso del "Operativo Escudo Norte" del Ministerio de Defensa, con su radarización incompleta y despliegues insuficientes, expone la incapacidad crónica para confrontar al narco. Y en el centro de esta debacle, la Gendarmería Nacional –desviada de su misión fronteriza para reprimir protestas sociales– se convierte en un instrumento de control interno, dejando las fronteras desprotegidas y el país a merced de carteles que operan con impunidad
.La Filtración Incesante: Fronteras como Coladeros de MuerteLas fronteras norteñas no son una línea en un mapa; son una herida abierta que sangra cocaína, marihuana y precursores químicos hacia el corazón del país. Según informes de la Dirección Nacional de Lucha contra el Narcotráfico (DNLN) del Ministerio de Seguridad, el 70% de la droga incautada en 2024 –más de 119.000 kilos destruidos– proviene de rutas transfronterizas, con Bolivia y Paraguay como principales proveedores.
En Chaco, por ejemplo, se detectaron más de 140 pistas clandestinas para avionetas que transportan hasta 600 kilos por vuelo, evadiendo radares obsoletos y controles laxos.
El Plan Güemes, destinado a reforzar el control territorial en la frontera norte contra narcotráfico, trata y contrabando, ha sido un espejismo: en 2025, las incautaciones aumentaron un 70% en cocaína, pero el flujo neto de droga sigue intacto, con Rosario convertida en un narcoestado donde la violencia por control territorial dejó 400 homicidios en 2024.
La filtración no es un accidente; es el resultado de una porosidad sistémica. Estudios como el de SciELO destacan que la vigilancia fronteriza se ha diluido en un enfoque reactivo, donde el narcotráfico no solo cruza físicamente, sino que corrompe: en Misiones, un operativo de Gendarmería en 2024 incautó 4.600 kilos de marihuana en un camión brasileño, pero liberó a los ocupantes tras una balacera, evidenciando la infiltración en las fuerzas.
En el norte, el contrabando de precursores químicos para metanfetamina –98.000 kg asegurados en 2024– se multiplica por la falta de radares 24/7, un sistema heredado de 2011 que opera solo 8 horas diarias en muchas zonas.
Mientras, el narco explota la "guerra de baja intensidad" en las fronteras, desplazando recursos hacia el interior y dejando a Paraguay como el "mayor productor de marihuana del mundo" sin un contrapeso efectivo.
El Fracaso del Operativo en el Norte:
El Ministerio de Defensa, un Espectador PasivoEl "Operativo Escudo Norte", lanzado en 2011 y reforzado en 2025 con radares del INVAP y aviones de la Fuerza Aérea, prometía una "línea tecnológica" impenetrable contra vuelos ilegales a baja altura.
Bajo el Ministerio de Defensa de Luis Petri, el plan ha sido un fiasco: de los 35 millones de dólares previstos para radares, drones y sensores térmicos, solo el 40% se ejecutó, dejando brechas donde avionetas cargadas de cocaína aterrizan en fincas privadas de Santiago del Estero o Chaco sin detección.
En 2025, un informe de la Secretaría de Seguridad Interior reveló que el 60% de los vuelos ilegales evaden los radares, con solo 8 horas de operación diaria en la frontera norte, pese a promesas de vigilancia continua.
El fracaso es estructural: el Ministerio de Defensa, enfocado en "reordenamientos" y recortes del 15% en presupuesto 2025, delega la frontera a la Gendarmería sin integración efectiva con la Fuerza Aérea. Un ejemplo: en febrero de 2025, un vuelo narco desde Bolivia aterrizó en Jujuy con 500 kg de cocaína, evadiendo radares por "fallo técnico", mientras Petri priorizaba desfiles y ascensos controvertidos.
Analistas como Emilse Calderón, en Revista de Estudios en Seguridad Internacional, critican esta "fragilidad del sistema de Defensa", donde el narcotráfico explota la división entre Seguridad y Defensa, dejando las fronteras como "coladeros" sin un enfoque integral.
Incapacidad del Ministerio de Seguridad:
Confrontación al Narco, un Eslogan Vacío
El Ministerio de Seguridad, bajo Patricia Bullrich, presume de "cifras récord": 119.000 kg de drogas destruidas en 2024, un 7% más que en 2023, y 1.527 procedimientos en Santa Fe con 1.760 kg incautados.
Pero estas victorias tácticas ocultan un fracaso estratégico: el narcotráfico no se confronta; se multiplica. El Plan Guaçurarí en Misiones y el Operativo Centinela en el conurbano bonaerense –con 6.000 gendarmes desplegados– logran decomisos puntuales, como los 7 toneladas de marihuana en 2024 valuadas en 12.000 millones de pesos, pero no desmantelan redes.
En Rosario, la "zona controlada por narcos" persiste, con 400 homicidios en 2024 y brigadas especiales (BENB) que incautan 265 kg de droga sintética, pero no frenan el fentanilo que inunda el mercado interno.
La incapacidad es evidente en la falta de inteligencia: la Dirección Nacional de Lucha contra el Narcotráfico (DNLN) coordina con provincias, pero sin recursos para precursores químicos –98.000 kg asegurados, pero el doble circula– ni para cibernarcotráfico.
Bullrich habla de "recuperar Santa Fe", pero el endurecimiento penal –no excarcelables por tráfico– solo llena cárceles, no vacía rutas.
El narcotráfico, según URVIO, no es solo crimen; es una "nueva amenaza" que el Ministerio ignora, priorizando "operativos mediáticos" sobre prevención.
Gendarmería: Represión Interna vs. Fronteras Desnudas
La Gendarmería Nacional, fuerza intermedia para fronteras, se ha convertido en el brazo represivo del Ministerio de Seguridad. Desde 2010, despliegues en el conurbano bonaerense –como el Plan Unidad Cinturón Sur con 2.500 efectivos– la desvían de su rol original, dejando las fronteras vulnerables.
En 2025, 6.000 gendarmes custodian rutas urbanas contra piquetes, mientras en el norte, pistas ilegales proliferan sin control.
El mal uso es flagrante: en Misiones, un operativo incautó 4.600 kg de marihuana, pero liberó sospechosos tras balaceras, evidenciando infiltración narco en la fuerza.
Bullrich la usa para "represión" –como en protestas contra recortes en 2025–, ignorando su doctrina: custodia fronteriza y objetivos estratégicos.
El resultado: fronteras desprotegidas, donde el narco opera con drones y avionetas, y Gendarmería, con 2.500 en Buenos Aires, no llega al norte.
Una Soberanía en Peligro:
El Narcotráfico como Amenaza Existencial
El narcotráfico no es un delito menor; es una guerra asimétrica que el Estado pierde por incapacidad. Mientras Bullrich y Petri se culpan mutuamente –Seguridad en lo interno, Defensa en lo externo–, las fronteras sangran: 98.000 kg de precursores en 2024, pero el doble circula.
Es hora de un enfoque integral: inteligencia compartida, inversión en radares 24/7 y Gendarmería en fronteras, no en represión. De lo contrario, el narco no solo filtrará drogas; tomará el control. Argentina merece fronteras seguras, no un Estado colapsado.