Trump Desafía a Putin: "No Necesitamos Volar 12.000 km para Atacar a Rusia"
Esta réplica, pronunciada en el contexto de la escalada en Ucrania y pruebas balísticas rusas, subraya la doctrina de disuasión nuclear de Washington: no propaganda, sino capacidades reales y posicionadas, con submarinos clase Ohio y Virginia patrullando el Ártico y el Báltico, capaces de lanzar misiles Trident II desde distancias mínimas sin alertar radares enemigos.El Burevestnik, un crucero de propulsión nuclear anunciado por Putin en 2018 como "invencible" por su rango ilimitado y capacidad para evadir defensas antimisiles, ha sido objeto de escepticismo occidental durante años. Rusia reclamó ayer un vuelo de prueba de 14.000 km en 15 horas –equivalente a 8.000 millas–, pero expertos como los del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) lo ven más como un "espectáculo propagandístico" que una amenaza operativa: accidentes previos, como la explosión de 2019 en Nyonoksa que mató a cinco científicos y contaminó el Ártico, y retrasos crónicos por fallos en el reactor nuclear, lo convierten en un "Chernóbil volador" potencial.
Trump, fiel a su estilo directo, lo tachó de "inapropiado" y urgió a Putin a priorizar el fin de la guerra en Ucrania: "Debería terminar el conflicto en lugar de probar misiles".
En un contexto donde Rusia enfrenta sanciones asfixiantes –nueva ronda de EE.UU. y UE esta semana– y avances ucranianos con HIMARS, el mensaje de Trump es claro: Moscú no puede intimidar con fanfarria tecnológica cuando la Armada estadounidense mantiene una presencia sigilosa y letal a sus puertas.La flota submarina nuclear de EE.UU., con 14 Ohio armados con hasta 20 misiles cada uno (carga total de 455 ojivas), representa el núcleo de la tríada nuclear americana. Posicionados "justo frente a sus costas", como enfatizó Trump, estos sumergibles evaden detección rusa –a diferencia de bombarderos B-52 que sí requerirían cruzar el Atlántico o Pacífico– y pueden alcanzar Moscú en minutos.
Analistas en Fox News y Reuters destacan que esta capacidad no es bluff: inteligencia satelital y sonar avanzado aseguran que Rusia "no nos engaña", contrarrestando la narrativa putinista de superioridad asimétrica. Mientras Pekín observa –apoyando a Caracas y criticando "injerencias" yankees–, Trump pivotea hacia Asia, pero mantiene el flanco europeo blindado, negociando con Zelenski sin concesiones claras a Kiev.
Este intercambio eleva las apuestas en un 2025 marcado por pruebas rusas y tensiones globales. Putin, con su arsenal modernizado pero economía estancada (PIB ruso creció solo 1,2% pese a propaganda), busca proyectar fuerza interna; Trump, con aprobación al 55% post-elecciones, responde con realpolitik: disuasión creíble sobre alardes. El Burevestnik puede volar lejos, pero los submarinos yankees ya están ahí. Rusia sabe que la verdadera amenaza no vuela 12.000 km: acecha en silencio bajo el mar. La paz nuclear depende de eso, no de misiles defectuosos.