AP Destapa Plan Audaz: Agente de Seguridad Nacional de EE.UU. Buscó Desviar Avión de Maduro para Capturarlo
En una revelación que evoca tramas de espionaje dignas de Hollywood, una investigación de Associated Press expone cómo un agente federal estadounidense, Edwin López –ex Ranger del Ejército puertorriqueño y funcionario de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés)– urdió durante 16 meses un complot para reclutar al piloto personal del presidente venezolano Nicolás Maduro, el general Bitner Villegas, y desviar su avión presidencial hacia territorio yankee, facilitando así su captura por autoridades de EE.UU.
Aunque la nota inicial menciona a la CIA, el esquema operó bajo el paraguas de HSI del Departamento de Seguridad Nacional, con toques de inteligencia encubierta: reuniones clandestinas en República Dominicana, chats cifrados y hasta el uso de aeronaves incautadas a funcionarios chavistas como cebo. El plan, que prometía millones de dólares y asilo, se desmoronó cuando Villegas rechazó la oferta y proclamó lealtad inquebrantable a Maduro en televisión estatal, un giro que López –obsesionado con la misión incluso post-jubilación– ignoró hasta bien entrado 2025, presionando sin éxito al piloto de élite de la Guardia de Honor Presidencial.
López, con trayectoria en aduanas y antinarcóticos, contactó inicialmente a Villegas en 2023 durante una escala en Santo Domingo, tentándolo con la recompensa de 25 millones de dólares por Maduro –elevada a 50 millones por cargos de narcotráfico y corrupción bajo la administración Trump 2.0–. El agente, disfrazado de empresario, apeló a la disidencia interna: "Traiciona al dictador y salva a Venezuela", según transcripciones de AP basadas en fuentes confidenciales y documentos internos. Villegas, no obstante, se mantuvo ambiguo, entregando su número pero sin compromisos, un patrón que López interpretó como grieta en el círculo íntimo chavista. El esquema escaló con propuestas de rutas alternativas para el Boeing 757 presidencial –confiscado previamente por lavado de dinero– y garantías de extracción segura, pero el rechazo final de Villegas, en un discurso televisado donde juró "fidelidad eterna al comandante", selló el fracaso. Fuentes de HSI admiten que la operación, autorizada en niveles altos, buscaba decapitar el régimen sin invasión, alineada con la doctrina de "presión máxima" de Trump contra el "narco-estado" venezolano.Este episodio ilumina las sombras de la geopolítica hemisférica: Maduro, respaldado por Pekín y Moscú –que claman "no injerencia" mientras inyectan miles de millones en petróleo y armas–, resiste gracias a lealtades forjadas en represión y clientelismo. Villegas, ascendido por su rol en vuelos sensibles, representa el núcleo duro: un general que priorizó el régimen sobre el botín yankee, exponiendo la resiliencia chavista pese a sanciones que han evaporado reservas y forzado hiperinflación. Para EE.UU., bajo Trump, el plan López –lejos de ser un rogue operation– refleja audacia contra un Maduro acusado de fraude electoral en 2024 y nexos con carteles, pero también riesgos: ¿deserción fallida o filtro intencional para propaganda? Caracas ya lo usa para victimizarse, arrestando supuestos "infiltrados" y culpando a la CIA de "conspiraciones imperiales", un guion que distrae de 7 millones de exiliados y colapso humanitario.La investigación de AP, basada en entrevistas con López y archivos desclasificados, cuestiona la efectividad de ops encubiertas en era digital: chats en Signal y reuniones en hoteles neutrales no bastaron ante vigilancia chavista.
Trump, que ha endurecido sanciones y licencias petroleras condicionales, podría ver esto como validación de su enfoque: no tropas, sino incentivos letales. Sin embargo, el fracaso subraya límites: reclutar insiders en un régimen paranoico requiere más que dinero; demanda grietas reales. Maduro sobrevive, pero erosionado: deserciones crecientes en la FANB y presión de aliados como China –endeudada en 10.000 millones– podrían inclinar la balanza. López, ahora retirado, encarna el zeal anti-chavista; Villegas, la lealtad ciega. En un continente polarizado, este thriller fallido recuerda que capturar dictadores no es solo logística: es guerra psicológica. EE.UU. pivotea; Caracas se atrinchera. El próximo vuelo de Maduro podría ser el último, pero por vías menos dramáticas. La libertad venezolana aguarda no héroes solitarios, sino colapso interno.