jueves 30 de octubre de 2025 - Edición Nº360

Editorial | 29 oct 2025

Argentina

Pakistán Amenaza con Aniquilar al Régimen Talibán: "Ni una Fracción" de su Arsenal Bastaría, Afirma el Ministro de Defens

En un tono incendiario que eleva las tensiones fronterizas a niveles prebélicos, el ministro de Defensa de Pakistán, Khawaja M. Asif, declaró que su país "no necesita emplear ni una fracción de su arsenal" para "destruir por completo al régimen talibán y obligarlos a refugiarse en las cuevas". La advertencia, emitida en un hilo de X tras el colapso de las negociaciones de paz en Turquía, refleja la frustración de Islamabad ante la negativa de Kabul a desmantelar santuarios del Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), grupo responsable de miles de muertes en suelo paquistaní. Asif, veterano de la Liga Musulmana-N (PML-N) y aliado de Sharif, aludió explícitamente a Tora Bora –el bastión afgano donde Osama bin Laden se escabulló en 2001–, prometiendo un "espectáculo" de derrota talibán si persisten los ataques transfronterizos. Este ultimátum no es retórica vacía: con un arsenal que incluye 170 ojivas nucleares, misiles balísticos Shaheen y una fuerza aérea modernizada con JF-17 chinos, Pakistán posee una superioridad convencional abrumadora sobre los talibanes, cuya estructura guerrillera carece de contramedidas a bombardeos masivos o incursiones quirúrgicas.El detonante: las charlas en Estambul, mediadas por Turquía a petición de aliados regionales, se derrumbaron el 28 de octubre por desacuerdos sobre los campamentos TTP en Afganistán.


Pakistán Amenaza con Aniquilar al Régimen Talibán: "Ni una Fracción" de su Arsenal Bastaría, Afirma el Ministro de Defensa

Islamabad acusa a los talibanes de albergar a 6.000-7.000 militantes TTP, que han intensificado atentados suicidas y emboscadas, matando a más de 1.000 paquistaníes en 2025. Kabul, por su parte, presenta "evidencias" de campos del ISIS-K en Pakistán y niega complicidad, pero su retórica –llamando a Pakistán "imperio fallido"– ha envenenado el diálogo.

Asif, en su post, rechazó el mito del "cementerio de imperios": "Afganistán no es tumba de imperios, sino de su propio pueblo", un dardo a la propaganda talibán que ignora el colapso económico –PIB per cápita de 500 dólares, hambruna crónica y éxodo de 2 millones desde 2021–. Pakistán, con un presupuesto militar de 10.000 millones de dólares (frente a los 500 millones estimados talibanes), ha realizado strikes selectivos en Kurram y Bajaur, pero Asif insinúa escalada: "Cualquier ataque terrorista dará un amargo sabor a sus aventuras".Este pulso no surge en vacío. Pakistán, que respaldó a los talibanes en los 90 para contrarrestar India, ahora los ve como Frankenstein: el TTP, rama paquistaní de los muyahidines, explota la porosidad fronteriza de 2.600 km para reclutar y atacar. Operaciones como Zarb-e-Azb (2014) eliminaron enclaves internos, pero el refugio afgano perpetúa el ciclo: 80% de las muertes por terrorismo en Pakistán provienen de TTP.

Sharif, primer ministro, prioriza estabilidad interna –con elecciones controvertidas y deudas de 130.000 millones–, pero la opinión pública exige mano dura: encuestas de Gallup Pakistán muestran 70% de apoyo a strikes preventivos. China, principal acreedor y proveedor de armas, observa cauta: Pekín invierte en CPEC (Corredor Económico China-Pakistán), vulnerable a inestabilidad afgana, y ha instado a "diálogo", pero tolera la postura de Islamabad para proteger sus 3.000 km de frontera con Afganistán.Las implicancias regionales son volátiles. Una ofensiva paquistaní –posiblemente con drones Bayraktar turcos o misiles Hatf– podría desestabilizar Asia Central, desplazando flujos de refugiados hacia Irán y Tayikistán, y avivar ISIS-K, que ya atenta en Kabul. India, rival eterno, podría explotar el caos para presionar en Cachemira, mientras EE.UU. –bajo Trump– mantiene distancia post-retiro de 2021, enfocada en sanciones a talibanes por opio y derechos humanos. Los talibanes, con 80.000 combatientes pero sin aviación, recurrirían a guerrilla asimétrica, pero Asif apuesta por superioridad: "No más traición; probad nuestra resolución a vuestro riesgo".

Pakistán no busca guerra total –su economía, con inflación al 12% y devaluación del rupia, no lo soporta–, sino disuasión creíble. El régimen talibán, aislado y dependiente de remesas de diáspora, enfrenta un dilema: ceder ante TTP o arriesgar colapso. Asif, con su advertencia, cierra la puerta al perdón: historia se repetirá si insisten. Afganistán, playground de potencias, podría volverse otra vez campo de batalla. Islamabad blande el arsenal; Kabul, las cuevas. La paz regional pende de un hilo: ¿negociación o Tora Bora 2.0? El Sur de Asia, con sus sombras nucleares, no puede permitirse más errores.

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