El Il-76TD Ruso RA-79765: De Caracas a La Habana, un Vuelo que Enciende Alarmas en el Caribe
Operado por Aviacon Zitotrans –una aerolínea estatal rusa sancionada por EE.UU. por su rol en el transporte de suministros militares a Siria y África–, este Antonov de cuatro motores aterrizó en Venezuela el 26 de octubre tras un periplo sin escalas desde Moscú, descargando un "cargamento no especificado" que ha desatado especulaciones sobre armas o repuestos para contrarrestar el cerco naval yankee.
Su ruta hacia Cuba, con una duración estimada de 3 horas y 20 minutos, no es mera logística: en un contexto donde el portaaviones USS Gerald R. Ford patrulla el Caribe con el 20% de la flota estadounidense, este vuelo evoca la doctrina de "simetría" rusa, armando aliados latinos en respuesta a los envíos de Tomahawks y HIMARS a Ucrania.El Il-76TD, un workhorse de la era soviética con capacidad para 50 toneladas de carga pesada, ha sido un staple en operaciones encubiertas de Moscú: desde el puente aéreo a Damasco en 2015 hasta entregas a Wagner en Mali. En este caso, su llegada a Caracas –confirmada por medios como Pravda y Defense News– coincidió con la ratificación del Tratado de Asociación Estratégica Rusia-Venezuela por el Senado ruso, que habilita cooperación en "control de armas y no proliferación", pero analistas lo interpretan como tapadera para transferencias letales.
, destacan que el avión evitó espacio aéreo OTAN, volando vía Atlántico Sur para esquivar inspecciones, un patrón similar a los "fantasmas rusos" que nutren a Maduro con S-300 y drones Orlan. ¿Qué lleva? Especulaciones apuntan a misiles antiaéreos, repuestos para tanques T-72 venezolanos o incluso "ayuda humanitaria" opaca –como alimentos o generadores–, pero el timing sugiere lo militar: Trump ha elevado la recompensa por Maduro a 50 millones y desplegado B-52 en Puerto Rico, mientras el fallido complot de HSI para secuestrar al presidente chavista expone la paranoia en Caracas.La parada en La Habana amplifica el pulso: Cuba, con su alianza histórica con Moscú, alberga inteligencia rusa en la base de Lourdes y ha recibido Il-76 en 2024 con "equipos médicos". Ahora, con el embargo yankee y apagones crónicos, el vuelo podría descargar componentes para defensas costeras o sistemas de jamming contra drones estadounidenses. En X, usuarios como
lo ligan a "retaliación por Ucrania": "Con las armas que EE.UU. envía para atacar Rusia, armar vecinos yankees es justo", tuiteó un observador, acumulando miles de interacciones. Pekín, que ya "exigió a EE.UU. dejar en paz a Venezuela", podría beneficiarse indirectamente: China opera refinerías en Cuba y Venezuela, y un trío Moscú-Caracas-Habana fortalece el flanco sur contra el pivote trumpista.Para Washington, este es un dolor de cabeza: el despliegue del Ford busca disuadir, pero aviones como el RA-79765 minan la narrativa de aislamiento chavista. Maduro, en TV estatal, lo celebró como "solidaridad fraterna", mientras Rusia lo enmarca en "estabilidad regional". El Il-76 no es solo un avión; es un mensaje: Moscú no abandona aliados, y el Caribe se calienta. Si el cargamento es militar, escalada inminente; si no, propaganda efectiva. EE.UU. monitorea; el mundo observa. En el tablero hemisférico, un vuelo de Caracas a La Habana podría ser el preludio de tormentas mayores. El dragón ruso surca el cielo; Trump, el mar. ¿Colisión o cohabitación?