China y el Supuesto Fin del Petrodólar: Anuncio con Árabes en Divisas y Llamado a BRICS para Adoptar CIPS
China, mayor importador mundial de petróleo, ha impulsado el "petroyuan" desde 2018, con contratos en Shanghai que representan el 10% de sus compras energéticas, reduciendo dependencia del USD en un 20% desde 2020. Acuerdos bilaterales con Riad –como el de 2022 por 30.000 millones en comercio mixto– y la adhesión saudí a pruebas de CBDC con el BIS en 2024 señalan un giro gradual, no un quiebre. Pekín, con reservas de 3,2 billones de dólares y exportaciones árabes en yuanes al alza (15% en 2024), ve en esto una herramienta contra sanciones yankees, como las sobre Rusia post-Ucrania. Pero el petrodólar persiste: el 80% del crudo global se factura en USD, y productores OPEP+ –incluidos emiratíes y qataríes– evitan riesgos de volatilidad cambiaria. Un shift total expondría a Pekín a represalias de Trump, quien amenaza aranceles del 100% a bloques anti-dólar, fortaleciendo paradójicamente la cohesión BRICS.
El llamado a CIPS, alternativa china a SWIFT (controlado por Occidente), encaja en la agenda BRICS expandida –ahora con Arabia Saudita, Irán y Egipto como miembros plenos desde 2024–. Lanzado en 2015, CIPS procesa 1,5 billones anuales en transacciones, el 3% del volumen global, pero crece 50% interanual con adopción en Rusia (post-sanciones) e India. Invitar a BRICS –que representan el 35% del PIB mundial– para "frenar el dólar" alinearía con cumbres como la de Río 2025, donde se discutió blockchain para pagos soberanos, pero sin avances concretos en desdolarización. Brasil y Sudáfrica, dependientes de exportaciones a EE.UU., resisten: el real y rand negocian el 70% en USD. China, con su superávit comercial de 900.000 millones, impulsa esto para blindar la Franja y la Ruta, pero CIPS carece de la red global de SWIFT (11.000 bancos), limitando su impacto a nichos como oro y commodities.Desde Washington, esto se ve como desafío existencial: el dólar financia déficits de 2 billones anuales y sanciona rivales. Trump, con su "América Primero", respondería con más presión en el Tesoro y alianzas como AUKUS para contrarrestar.
Sin embargo, la desdolarización es gradual: el yuan es solo el 4% de reservas globales, y volatilidad como la de 2022 (yuan a 7,3 por dólar) disuade adopciones masivas. Si el anuncio es oficial –pendiente de verificación–, Pekín acelera un multipolarismo financiero; si no, es ruido para mercados. BRICS gana cohesión, pero sin unidad monetaria, el dólar reina: el 60% de reservas y 88% de FX trades. China pivotea, pero el petrodólar no cae de un día para otro. El yuan aspira; el greenback resiste. En un mundo de deudas soberanas, la verdadera batalla es por confianza, no decretos. Pekín sueña con hegemonía; la realidad, con pragmatismo árabe.