Detalles Clave
- Contexto: En 2020, la UE emitió una "caja de herramientas para la ciberseguridad 5G" recomendando limitar a proveedores "de alto riesgo" como Huawei y ZTE en redes centrales y de radio. Sin embargo, esta era solo una guía no vinculante, lo que ha llevado a una implementación desigual: países como Reino Unido y Suecia ya los han prohibido, mientras que España y Grecia aún permiten su uso.
- Propuesta Actual: La vicepresidenta de la Comisión, Henna Virkkunen, busca convertir estas recomendaciones en obligaciones legales. Los Estados que no cumplan podrían enfrentar procedimientos de infracción o multas. Además, se considera restringir el uso de equipo chino en redes fijas y condicionar fondos del programa Global Gateway (inversiones de la UE en infraestructuras globales) a proyectos que eviten a Huawei y ZTE.
- Preocupaciones: Los funcionarios europeos temen que el acceso de estas empresas a redes críticas exponga a la UE a riesgos de ciberespionaje o sabotaje, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes con China. Países como Alemania y Finlandia están considerando restricciones más estrictas, lo que ha impulsado el debate.
Reacciones y Desafíos
- De China: El Ministerio de Exteriores chino ha calificado estas medidas como "políticamente motivadas" y sin base factual o legal, advirtiendo posibles represalias contra empresas europeas en su mercado.
- De la Industria: Operadores de telecomunicaciones advierten que la retirada podría elevar costos (estimados en miles de millones de euros) y retrasar el despliegue de 5G y fibra, ya que Huawei y ZTE ofrecen precios competitivos. Alternativas europeas como Nokia y Ericsson podrían beneficiarse, pero no igualan la oferta china en términos de costo.
- División Interna: Hay resistencia en algunos países por soberanía nacional y dependencia económica, lo que complica una aplicación uniforme.
Esta iniciativa refleja una alineación mayor con la postura de EE.UU., que ha presionado a aliados para restringir a Huawei desde hace años. Si se aprueba, podría marcar un punto de inflexión en la estrategia digital de la UE, priorizando la seguridad sobre la competencia económica.