domingo 30 de noviembre de 2025 - Edición Nº391

OSINT | 26 nov 2025

Mundo en Guerra

Irán inicia la ingeniería inversa de la GBU-57: ¿Un error estratégico de EE.UU. e Israel en la escalada nuclear?

La tensión en Oriente Medio, que parecía enfriarse tras el alto el fuego de junio, ha vuelto a encenderse con una revelación explosiva: Irán ha iniciado en octubre de 2025 la ingeniería inversa de la bomba estadounidense GBU-57 Massive Ordnance Penetrator (MOP), la "destructora de búnkeres" usada por EE.UU. para bombardear sus instalaciones nucleares clave. Este movimiento, denunciado como una "respuesta estratégica" por el Líder Supremo Alí Jamenei, transforma el ataque estadounidense de junio –parte de la Operación Midnight Hammer– en un posible boomerang tecnológico. Mientras Teherán analiza restos de las bombas recolectados de cráteres en Fordow y Natanz, analistas advierten que lo que Washington vio como un golpe definitivo podría acelerar el desarrollo iraní de armamento convencional de alta penetración, erosionando la superioridad tecnológica de EE.UU. en la región.


El contexto: El bombardeo de junio y el debut de la GBU-57 en combateEl 22 de junio de 2025, en el marco de la guerra Irán-Israel –iniciada el 13 de junio con ataques sorpresa israelíes–, EE.UU. lanzó su única ofensiva directa contra Irán bajo el código Operación Midnight Hammer.

Siete bombarderos stealth B-2 Spirit, únicos capaces de transportar la GBU-57 (de 13.600 kg y 6 metros de largo), descargaron 14 de estas bombas sobre tres sitios nucleares: la Planta de Enriquecimiento de Uranio Fordow (enterrada 80-90 metros bajo una montaña), 

Apoyados por misiles Tomahawk desde submarinos, los impactos crearon cráteres visibles de hasta 6 metros de diámetro en Fordow, donde se usaron 12 bombas en un "doble golpe" secuencial para perforar capas de roca y hormigón reforzado.

Diseñada desde 2004 específicamente para objetivos como Fordow –con capacidad para penetrar 60 metros de hormigón o 200 de tierra antes de detonar 2.400 kg de explosivos–, la GBU-57 debutó en combate real.

El presidente Donald Trump la describió como un "éxito total", afirmando que "obliteró" las capacidades nucleares iraníes.

Sin embargo, informes de inteligencia estadounidenses preliminares, filtrados en junio, estiman que el programa nuclear de Irán solo se retrasó unos meses, no años, debido a la dispersión de instalaciones y avances previos en enriquecimiento (suficiente uranio para tres bombas en tres meses).

La ingeniería inversa: De escombros a amenaza asimétricaEn octubre, cinco meses después del bombardeo, imágenes satelitales del Institute for Science and International Security (ISIS) revelaron actividad inusual en Fordow: evaluaciones de daños en agujeros de penetración de GBU-57, con personal iraní recolectando fragmentos de las bombas.

Fuentes iraníes, citadas en redes como X, confirman que Teherán inició la ingeniería inversa de la MOP, analizando su fusible programable, blindaje de aleación de níquel-cobalto y sistema de guía GPS/inercial para replicar o mejorar una versión propia.

El Líder Supremo Jamenei lo enmarcó como "respuesta a la agresión descarada", con el objetivo de desarrollar un penetrador bunker-buster para amenazas futuras, posiblemente integrado en misiles balísticos como el Sejjil o drones Shahed.

Expertos dudan de la viabilidad inmediata: la GBU-57 requiere B-2 para su lanzamiento, y su complejidad (desarrollada por Boeing durante 15 años) excede las capacidades actuales de la industria iraní, limitada por sanciones.

Sin embargo, restos intactos o semi-intactos –posibles si las bombas fallaron en detonar al 100%– podrían acelerar avances en penetradores más simples, como los usados en ataques a Israel en abril de 2024.

Implicaciones geopolíticas: ¿Victoria pírrica para Washington?Este desarrollo revierte el cálculo estadounidense. El bombardeo, impulsado por lobby israelí para neutralizar Fordow –único sitio capaz de resistir bombas convencionales–, expuso la GBU-57 en combate, proporcionando a Irán datos reales sobre su rendimiento.

Analistas como Aaron David Miller del Carnegie Endowment ven en ello un "error estratégico": en lugar de disuadir, acelera la carrera armamentística iraní, potencialmente acortando el "breakout time" nuclear a semanas si Teherán decide weaponizar.

Para Israel y EE.UU., las repercusiones son inmediatas: mayor vulnerabilidad de búnkeres como Dimona o bases en el Negev. En el Indo-Pacífico, China –aliada de Irán– observa con interés, mientras Rusia ofrece asistencia técnica a cambio de drones. La IAEA, en su informe de septiembre, confirmó daños "severos" en salas de centrifugado subterráneas, pero Irán ya reactiva sitios alternos como Arak.

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Hacia un equilibrio precario: ¿Escalada o disuasión mutua?La ingeniería inversa de la GBU-57 no solo es un trofeo técnico para Irán, sino un recordatorio de que las guerras modernas se ganan en laboratorios tanto como en campos de batalla. Si Teherán logra una réplica viable en 2-3 años –posible con ayuda norcoreana o rusa–, alterará el equilibrio en Oriente Medio, forzando a EE.UU. a invertir en defensas anti-penetrador. Trump, que amenazó con "ataques mayores" si no hay acuerdo nuclear, enfrenta ahora un Irán más resiliente.

En un 2026 de elecciones estadounidenses y tensiones crecientes, este capítulo subraya la fragilidad de la disuasión: lo que se diseña para enterrar amenazas puede resucitarlas más fuertes. Teherán, de víctima a innovador, envía un mensaje claro: la próxima vez, las bombas podrían volar en ambas direcciones.

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