No fue una manifestación aislada. Fue la respuesta colectiva a los permanentes intentos de sectores políticos y empresariales de flexibilizar o directamente derogar la Ley 7722, la norma que desde 2007 prohíbe el uso de sustancias tóxicas como cianuro, mercurio y ácido sulfúrico en la actividad minera metalífera en la provincia. Una ley que nació justamente del pueblo en las calles, con el histórico “Mendoza late por el agua” de 2019, cuando más de 100 mil personas paralizaron la provincia durante días hasta lograr que el entonces gobernador Cornejo diera marcha atrás con la modificación de la norma.Hoy la historia se repitió, pero con mayor fuerza. Familias enteras, jóvenes, jubilados, productores agrícolas, trabajadores del turismo, ambientalistas y vecinos autoconvocados coparon la Avenida San Martín y la Plaza Independencia. Hubo columnas desde General Alvear, San Rafael, Tunuyán, Tupungato, Malargüe y hasta desde San Carlos y Lavalle. Los bombos retumbaron durante horas y las banderas decían todo: “Sin agua no hay vino”, “El litio también contamina”, “Mendoza es oasis, no mina”.“Vinimos porque ya no aguantamos más mentiras”, contó Marta, productora de Lavalle que viajó 200 km con su familia. Nos dicen que la minería va a traer trabajo, pero lo único que trae es desertificación y cáncer.
Ya lo vimos en San Juan, en La Rioja, en Catamarca. No queremos eso para nuestros hijos”.Los oradores fueron contundentes. Representantes de las Asambleas por el Agua Pura, de la AMPAP (Asamblea Mendocina Popular por el Agua Pura) y de decenas de organizaciones socioambientales recordaron que Mendoza vive gracias a un delicado sistema de riego que depende 100 % del deshielo cordillerano y de los acuíferos. “Una sola mina de las que pretenden instalar usa en un día el equivalente al consumo de agua potable de toda la provincia durante un año”, explicó Diego, ingeniero hidráulico que participó del panel. “Y después dejan pasivos ambientales por siglos. ¿Quién paga eso? Nadie”.El fantasma del litio también estuvo presente. Aunque algunos sectores oficialistas insisten en que “el litio es diferente”, los manifestantes llevaron carteles que decían “Litio = agua contaminada con ácido sulfúrico” y recordaron los casos de los salares de Jujuy y Catamarca donde los ríos se volvieron ácidos y las napas quedaron inutilizables.Al cierre de la marcha, se leyó un documento único firmado por más de 200 organizaciones: “No vamos a permitir que se toque la 7722. No vamos a permitir que se entregue nuestra agua a cambio de unas pocas migajas. El agua es un derecho humano y un patrimonio de todos los mendocinos. Si tocan una gota, tocan a todos”.Cuando la multitud se dispersaba, ya caía la tarde y el sol se reflejaba en el Cerro de la Gloria, una abuela le decía a su nieto: “Mirá, esto es democracia de verdad. Esto es defender la vida”. Y el chico, con la cara pintada de celeste y blanco, asentía convencido.Mendoza volvió a latir por el agua. Y mientras siga latiendo, nadie podrá quitársela.
Porque como coreaban hoy miles de gargantas:
¡El agua vale más que el oro! ¡Y el pueblo de Mendoza lo sabe!