El informe, que cita fuentes de inteligencia de Jerusalén, subraya cómo las fábricas iraníes operan "las 24 horas del día" para reponer el arsenal destruido. Esto contrasta con las estimaciones iniciales postconflicto, que hablaban de una reducción drástica en las capacidades de Teherán. Antes de la guerra, Irán contaba con un arsenal total de entre 2.500 y 3.000 misiles balísticos de diversos rangos y tipos de propelente, incluyendo alrededor de 300-400 lanzadores móviles (TEL). De estos, los misiles pesados –como los Shahab-3, Sejjil y Khorramshahr, con alcances de hasta 2.000 km– representaban una porción crítica, capaz de alcanzar Israel desde territorio iraní.El Legado de la Guerra de los Doce Días: Daño Limitado y Reconstrucción AceleradaLa Guerra de los Doce Días (13-24 de junio de 2025) estalló cuando Israel lanzó una ofensiva sorpresa contra instalaciones nucleares y militares en Irán, incluyendo el sitio de enriquecimiento de Natanz y centros de producción de misiles.
En represalia, Teherán desató más de 550 misiles balísticos y 1.100 drones suicidas contra objetivos israelíes, causando daños en Tel Aviv, Haifa y bases militares, aunque la mayoría fueron interceptados por los sistemas Iron Dome, David's Sling y Arrow. Israel destruyó entonces al menos el 40% de los lanzadores de misiles balísticos de Irán y atacó "mezcladores planetarios" clave para la producción de combustible sólido, esenciales para misiles de mediano y largo alcance.Sin embargo, la nueva evaluación israelí –compartida con el embajador de EE.UU. en la ONU, Mike Waltz– revela que el daño fue "menos severo de lo inicialmente pensado".
Irán ha importado materiales duales desde China, como más de 2.000 toneladas de perclorato de sodio (precursor de propelentes para misiles), para acelerar la reconstrucción. Analistas occidentales estiman que Teherán produce ahora 300 misiles al mes, con el objetivo de alcanzar 20.000 en seis años. "Si hay otra guerra, esperan disparar 2.000 misiles de una vez, en lugar de los 500 en 12 días", advirtió Ali Vaez, director del proyecto Irán en el International Crisis Group, citando a funcionarios iraníes.Implicaciones Estratégicas: ¿Disuasión o Preparación para Escalada?Esta recuperación no es solo técnica; es un mensaje geopolítico. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) ha intensificado ejercicios navales en el Golfo Pérsico, lanzando misiles como el Kheibar Shekan (alcance 2.000 km) y el 303, simulando ataques contra "bases enemigas". Comandantes iraníes, como el general Mohammadjafar Asadi, han declarado que el rango de sus misiles "alcanzará lo necesario", insinuando expansiones hacia capacidades intercontinentales, como el Shahab-6 con 10.000 km de alcance.Para Israel, esto representa una "amenaza existencial" renovada. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha urgido a Washington a actuar, recordando que los misiles iraníes podrían portar ojivas nucleares si Teherán recupera su programa atómico –dañado pero no eliminado en junio, con 440 kg de uranio enriquecido al 60% posiblemente enterrados bajo escombros–. Diplomáticos occidentales advierten de un "error de cálculo" que podría escalar el conflicto, especialmente con la reanudación de pruebas de misiles y vehículos de lanzamiento espacial (SLV) que duplican tecnologías de ICBM.
En Teherán, el ministro de Exteriores Abbas Araghchi minimizó las acusaciones, afirmando que el programa misilístico es "defensivo" y que la producción ha superado niveles prebélicos para disuadir "agresiones sionistas". Críticos internos, como el parlamentario iraní Kahrom, cuestionan el costo: cada misil ronda los 2 millones de dólares, recursos que podrían aliviar la crisis energética y de contaminación en el país.¿Hacia un Nuevo Equilibrio o una Nueva Guerra?Seis meses después del cese al fuego, la región navega una "inestabilidad extrema", según Raz Zimat del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv. Israel acelera la producción de interceptores y considera strikes preventivos si Irán cruza "líneas rojas", como la reanudación del enriquecimiento de uranio. Mientras, la ONU y potencias europeas presionan por restricciones a las exportaciones de materiales para misiles, pero China –principal proveedor– ignora las sanciones.El Times of Israel concluye que esta paridad misilística obliga a Jerusalén a replantear su doctrina: "No podemos aceptar esta amenaza por mucho tiempo".
En un Medio Oriente donde los ecos de junio aún resuenan, la pregunta no es si Irán disparará de nuevo, sino cuántos misiles caerán antes de que el cielo se ilumine una vez más.