Esta posición radical se enmarca en la creciente frustración europea ante la escalada de violencia en Gaza y Cisjordania, donde informes de la ONU y Amnistía Internacional documentan más de 45.000 muertes palestinas desde octubre de 2023, junto con acusaciones de hambruna inducida y destrucción sistemática de infraestructura. Dinamarca, que ya había restringido exportaciones de armas a Israel en abril de 2025 y respaldado la suspensión parcial del Acuerdo de Asociación UE-Israel en septiembre, da un paso más allá al demandar accountability global.
El Mensaje Danés: De la Crítica a la Acción ColectivaRasmussen, en su intervención ante el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE en Bruselas, detalló: "Las instituciones globales deben obligar a Israel a rendir cuentas por sus acciones. Una potencia ocupante no tiene cabida entre las naciones que respetan el derecho internacional. Permitir su permanencia normaliza la impunidad y socava el orden mundial". La propuesta incluye:
Esta dura postura contrasta con la moderación histórica de Dinamarca, un país pro-UE y aliado de EE.UU., pero refleja un giro impulsado por la opinión pública: encuestas de septiembre muestran que el 68% de los daneses apoya medidas más estrictas contra Israel, influenciados por imágenes de la crisis humanitaria en Gaza.
En julio, Dinamarca ya había condenado en la ONU las restricciones israelíes a la ayuda humanitaria, exigiendo su levantamiento inmediato.
Reacciones: División en Europa y Condena desde Tel AvivLa propuesta ha polarizado el continente. Países como Irlanda, España, Suecia y Países Bajos –que ya respaldaron la suspensión del pacto comercial UE-Israel– aplaudieron la iniciativa, con el primer ministro irlandés Leo Varadkar declarando: "Es hora de que la UE actúe con coherencia; la impunidad israelí amenaza la credibilidad de todos nosotros".
Human Rights Watch y Oxfam, que demandaron a Dinamarca en marzo para detener exportaciones de armas, celebraron el anuncio como un "paso
valiente hacia la justicia".
En contraste, Alemania, Hungría y República Checa –históricos aliados de Israel– lo tildaron de "desproporcionado" y "peligroso para la estabilidad regional". El canciller alemán Friedrich Merz advirtió que tales medidas podrían "aislar a Israel y fortalecer a Irán".
Desde Washington, el presidente Donald Trump –en transición– lo calificó de "ataque hipócrita de la izquierda europea", defendiendo a Israel como "el único baluarte contra el terrorismo".En Tel Aviv, el primer ministro Benjamin Netanyahu reaccionó con furia: "Dinamarca, un país que debe su libertad a la alianza con Occidente, ahora se alinea con los verdugos de la humanidad. Esto no detendrá nuestra defensa legítima". El Ministerio de Exteriores israelí convocó al embajador danés para una protesta formal, mientras activistas pro-Israel en Copenhague protestan contra lo que llaman "antisemitismo disfrazado".Implicaciones Globales: ¿Un Punto de Inflexión?La demanda danesa llega en un momento crítico: la Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, propuso en septiembre sanciones a ministros israelíes y suspensión de aspectos comerciales del Acuerdo de Asociación, pero enfrenta bloqueos de Budapest y Praga.
Si Dinamarca logra consenso en la UE (requiere mayoría cualificada para comercio, unanimidad para sanciones), podría catalizar un boicot más amplio, similar al de Sudáfrica.Organismos palestinos y la Liga Árabe aplaudieron, con el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas llamándolo "un rayo de esperanza". Mientras, la ONU –donde Dinamarca es miembro no permanente del Consejo de Seguridad– podría debatir la propuesta en enero de 2026.En un mundo donde el derecho internacional parece frágil, la voz de Dinamarca resuena como un llamado a la coherencia: ¿premio a la ocupación o rendición de cuentas? La respuesta definirá el rol de Europa en el conflicto más prolongado del siglo XXI.