Presti, en su primer discurso como ministro, prometió "continuidad en la modernización" y "fortalecimiento de las capacidades operativas", celebrando la llegada de los F-16 y avances en adquisiciones. Pero ni una palabra sobre lo que más duele al personal: haberes que perdieron hasta el 40% de poder adquisitivo en los últimos años, demoras en prestaciones de IOSFA (con allanamientos pendientes por irregularidades) o la mora en ascensos y suplementos.Los Reclamos que Quedan en el Silencio
El cambio de Petri –civil, con traje– a Presti –militar de carrera, con uniforme– generó esperanza inicial: "Un militar entenderá nuestros problemas", decían en cuarteles. Pero dos semanas después, nada. Ni conferencia de prensa específica, ni reuniones con militares (aunque informales), ni guiños en redes oficiales.En foros como Veteranos de Malvinas y grupos de Facebook de personal en actividad, la decepción es palpable: "Del traje al uniforme y seguimos igual. El silencio consume la esperanza". Algunos ironizan: "Al menos con Petri sabíamos que no entendía; con Presti duele más porque debería saber".Contexto Político: Continuidad o Silencio EstratégicoFuentes del Ministerio aseguran que Presti prioriza "estabilidad operativa" en un presupuesto ajustado y con foco en adquisiciones (F-16, tanques para aliados regionales). El silencio podría ser táctico: evitar promesas incumplibles en un gobierno de ajuste fiscal. Pero para el personal, es una traición: un ministro militar que no defiende a los suyos.Mientras Presti acompaña al presidente Milei en actos y viajes, los uniformados esperan señales. El año cierra con modernización en el aire (literalmente, con los Falcons), pero con el bolsillo y la salud en tierra. ¿Romperá el silencio en 2026? La esperanza se consume, pero la paciencia militar tiene límites. En las Fuerzas, el uniforme obliga: acción, no solo palabras.