El presidente Donald Trump ha escalado la retórica de manera significativa: ha amenazado con ataques "en tierra" inminentes, ordenado la destrucción de embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas (más de 25 ataques que han causado al menos 95 muertes), y recientemente impuso un "bloqueo total y completo" a tanqueros petroleros sancionados que entran o salen de Venezuela. En diciembre de 2025, Trump declaró que las fuerzas estadounidenses intensificarían operaciones terrestres "muy pronto", afirmando que "sabemos dónde viven" los responsables. Además, ha rechazado descartar una invasión terrestre, mientras que su administración ha incautado tanqueros y realizado demostraciones de fuerza aérea cerca de las costas venezolanas, incluyendo vuelos de bombarderos B-52 y cazas F-35.El despliegue incluye más de 15.000 tropas, el portaaviones USS Gerald R. Ford (el más avanzado del mundo), destructores misilísticos, submarinos nucleares y drones Reaper, concentrados en Puerto Rico y el Caribe sur. Fuentes como el Miami Herald y Reuters reportan que Trump ha sido informado sobre opciones para ataques aéreos o misilísticos contra instalaciones militares y narcotráfico dentro de Venezuela, con algunos funcionarios admitiendo que el fin es debilitar a Maduro hasta forzar su salida.Maduro, por su parte, ha movilizado millones de milicianos y tropas, declarando el país en "máxima alerta" y preparándose para una "resistencia prolongada" o guerrilla en caso de agresión. Analistas coinciden en que una invasión terrestre a gran escala es improbable —las fuerzas estadounidenses actuales son insuficientes para ocupar un país del tamaño de Venezuela—, pero ataques limitados (aéreos, misilísticos o especiales) parecen cada vez más cercanos, especialmente tras la designación terrorista que amplía las opciones legales para strikes.Fuentes pro-Trump y conservadoras destacan la necesidad de confrontar el "narco-terrorismo", mientras que medios internacionales como CNN, The New York Times y BBC advierten de riesgos legales, oposición pública en EE.UU. (70-76% en contra según encuestas) y posibles consecuencias como un caos prolongado o migración masiva. Sin embargo, la acumulación de activos militares, las declaraciones directas de Trump y la escalada económica (bloqueo petrolero) apuntan a que una acción militar significativa podría ocurrir en cualquier momento.
En resumen, aunque no hay confirmación oficial de un ataque inmediato, todos los indicios —despliegue histórico, amenazas explícitas y preparación operativa— sugieren que un intervención estadounidense contra objetivos en Venezuela es inminente, potencialmente antes de fin de año. El mundo observa con alarma este punto de inflexión en el hemisferio occidental.